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Eva San Román
Ver galería >El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
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El hallazgo de 98 fósiles del caparazón de un artrópodo marino que vivió en la costa asturiana hace 390 millones de años se ha convertido en una nueva línea de investigación en el Museo Jurásico de Asturias. Una línea que ha llevado a los investigadores a descubrir cuáles eran las estrategias de muda de este organismo para sobrevivir a los ataques de sus depredadores. Los fósiles se encontraron en los acantilados de Candás (en El Tranqueru) y de Luanco (en Punta la Vaca). Por ser este último el lugar “donde más ejemplares y mejor conservados” se encontraron las huellas los investigadores han bautizado al primitivo organismo como “Luancaina”.
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