Muere a los 96 años Antonio Soto, uno de los molineros más carismáticos de Asturias
“Siempre que alguien necesite moler, me encontrarán aquí” decía hace tiempo a LA NUEVA ESPAÑA este vecino de Huexes (Parres) que vivió entregado a su molino hasta pocos días antes de fallecer

Antonio Soto, en una imagen de archivo.
Ana Paz Paredes
Parres perdió ayer a uno de sus vecinos más queridos y uno de los últimos molineros en activo de Asturias: Antonio Soto Díaz quien, a decir de sus vecinos de Huexes, estuvo moliendo prácticamente hasta el final de sus días. Con 96 años, Antonio Soto, hombre carismático y muy querido tanto por la gente de su pueblo como por mucha otra que se acercaba hasta su molino para conocerle en persona y saber de su oficio de molinero, murió rodeado de su familia en el hospital del Oriente de Asturias, en Arriondas. La noticia de su fallecimiento ha conmocionado no sólo a quienes le conocían como clientes o vecinos, también a muchas personas que durante estos años se acercaban hasta este molino para conocerle y saber “in situ” de su oficio pues Antonio Soto había conseguido convertir su molino en un lugar de peregrinación de numerosos turistas que, conocedores de su afabilidad y su amor por su trabajo, se acercaban hasta allí para verle y, además, disfrutar de la belleza del entorno en que se ubica su molino, a orillas del río Chicu.
Siempre molió para consumo humano, nunca para ganado, como él explicaba a este diario. Trigo, centeno, escanda y maíz no tenían secretos para él. En los últimos años señalaba que había una buena demanda de su labor artesanal. “El secreto esta en ser honrado, no engañar a nadie. Se garantiza un sabor mejor en alimentos como los tortos porque no es triturado como con el eléctrico, es molido piedra contra piedra y eso se nota”, señalaba este hombre que durante casi toda su vida estuvo moliendo tanto para los vecinos de Fíos, Calabrez, Collía, Cuadroveña, Tresmonte o Pendás, como para otros que acudían a él de fuera del concejo.
Afable, buen conversador, su bonhomía y su amor por la molienda y el molino hacen que su pérdida, como buen hombre y molinero que fue, sea muy sentida por cuantos le conocieron. Seguramente que ese molino, en su memoria y como ejemplo de quien fue Antonio Soto, seguirá activo a través de alguno de sus cinco hijos y 11 nietos, como el señalaba a este diario hace tiempo: “Mi hijo Mauricio Manuel se ocupa del ganado pero me ayuda mucho. Seguiremos manteniendo la actividad por tradición aunque hoy en día no es rentable, yo muelo más que nada por estar entretenido un rato”, afirmaba.
Sus restos mortales serán recibidos hoy, viernes, a las cuatro de la tarde en la iglesia parroquial de Nevares (Parres) donde se celebrará el funeral de cuerpo presente, continuando luego al cementerio parroquial, en el que recibirá cristiana sepultura.
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