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“El Cantu La Jorma” sí que sabe de tonada

El colectivo de Suarías (Peñamellera Baja) lleva veinte años de actividad dedicada a la defensa del tradicional género musical

Por la izquierda, Celestino Rozada, Juan Martín, Rubén Barredo, Mercedes Miranda, José Luis Sánchez, Ricardo Balmori, Marta Martínez, Manuel Sañudo, José Sánchez y Rogelio Mier. | Á. F.

La Asociación “El Cantu La Jorma” de Suarías (Peñamellera Baja) tiene casi veinte años de historia y lleva once dedicada a la defensa de la tonada asturiana. Su nombre hace honor, tal como explica su presidente, “a los sabios del pueblo”, a los paisanos retirados después de una vida de trabajo que se reunían por las tardes alrededor de una característica piedra en el barrio La Jorma. Esa es la mejor representación de esta iniciativa, que mantiene más vivo que nunca su objetivo de “mantener y defender las tradiciones” y, sobre todo, “hacer cosas” por la localidad.

La semilla que logró la unión vecinal fue la construcción de un parque-bolera en lo que anteriormente era un céntrico solar donado al pueblo por el emigrante Cesáreo Noriega. Suarías es tierra de indianos y su relación con ultramar marca la historia del pueblo. En esa bolera se celebra desde 2003 el Concurso de Bolo Palma Memorial a Pepe y Luis Villar, quienes marcharon de Suarías a Chile y fueron siempre benefactores de su pueblo y defensores del bolo asturiano al otro lado del Atlántico. Aquí ya han organizado seis campeonatos de España, entre ellos el femenino, el sub21, el de veteranos y por parejas. Tras esa primera acción se creó la asociación, con Juan Martín como presidente y con el objetivo claro de “fomentar el orgullo de pueblo y conseguir el retorno de la gente”. Y lo están consiguiendo, actualmente son 160 socios que no paran de organizar actividades.

Admiten que esto es una aventura “trepidante”. En 2010 montaron la escuela de tonada asturiana, con sede en el centro cultural, el edificio de la antigua escuela, datado de 1890 y rehabilitado por la propia asociación. Son quince alumnos que ensayan todos los sábados con una referencia de incalculable valor en la planta de arriba: el Archivo Carlos Jeannot.

Que la relación de Suarías con la tonada viene de lejos es un hecho más que confirmado. Uno de los alumnos de la escuela, Manuel Sañudo, cuenta su experiencia al participar en 1973 en un concurso de tonada en Panes, en el que la canción obligada era “De lo más alto del Cuera”, esa que dice en sus versos: “Amor, estuve en Suarías,/también estuve en Narganes,/pero la niña que quiero/ye de la Villa de Panes”. Cada año, por las fiestas de San Antonio, organizan una muestra de tonada a la que acuden los mejores cantantes del momento. Por aquí han pasado el Ochote Langreano o Los Cuatro Ases, entre otros.

Por su cercanía con Cantabria sienten mucha influencia de la tonada montañesa, las dos, dicen, “son duras de cantar”. Conocen todas las épocas y manejan diferentes estilos, se presentan a muchos concursos y fomentan también el baile tradicional. Belén Arboleya es la encargada de dirigir el curso de baile en el que se practican danzas típicas de la zona como el Pericote o el Corri Corri.

Ahora al frente de la escuela de tonada, y en sustitución de Ismael Tomás, está el maestro Celestino Rozada, “el referente actual de la tonada”, tal como lo presenta Juan Martín.

Rozada ha estado vinculado siempre a la defensa de esta tradición y lleva visitando Suarías 16 años. Está preparando un nuevo disco de canción asturiana que será el noveno álbum de su carrera y se muestra ilusionado por poder “transmitir su experiencia y vocación” por la tonada. Asegura que para dedicarse a esto hace falta una “afición bestial”. Él, que es autodidacta desde los doce años, cuenta que nunca deja de aprender y que su misión ahora es “facilitar el aprendizaje de quien quiera empezar en esto porque es una tradición muy valiosa”.

Suarías lleva una década presentando su candidatura a Pueblo Ejemplar de Asturias. “Algún año lo conseguiremos”, dicen los vecinos convencidos. No tienen pensado reducir su actividad frenética, llevan quince años celebrando un concurso de dibujo y pintura en el que participan varias escuelas de la comarca y en el mes de noviembre organizan “la Blincapeñas”, una carrera de montaña que cuenta ya con siete ediciones y 400 participantes cada año. Tiene tres mil metros de desnivel y 22 kilómetros de recorrido. Su alternativas más ligeras son la Tasuguina y la Andarina.

En 2013 construyeron un parking con el que dar cabida a todos estos eventos y dos años más tarde plantaron a su alrededor una decena de árboles autóctonos, especialmente nogales y castaños. El desánimo no tiene lugar entre los vecinos de Suarías, que viven al son de la tonada, dedicados en cuerpo y alma a la recuperación y difusión de su pueblo, sus tradiciones y su memoria.

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