El Bosque, en Soto de Cangas, tiene la suerte de contar con una alcaldesa de honor propia. Cada día, y desde hace mucho tiempo, Carmen Cuesta Miyares, de 58 años, está pendiente de que todas las luminarias del pueblo funcionen y, especialmente, las de la zona de El Bosque, que es donde ella reside.
Conoce a José Manuel González Castro, alcalde de Cangas de Onís –con raíces en la misma localidad– desde que era niño. Y desde que este fue elegido para el cargo de regidor, esta vecina canguesa le ha venido comunicando puntualmente las cosas que no van bien o necesitan de intervención municipal en el pueblo. Sobre todo, en lo que respecta a la iluminación pública.
Cada vez que se fundía una bombilla del alumbrado público, Carmen Cuesta no perdía oportunidad de ir a casa de “Pepín”, como se conoce cariñosamente al Alcalde y como ella le llama, para decirle lo que sucediese en cada momento. Tal era y es la implicación que tiene que González Castro le dijo en una ocasión que iba a tener que nombrarla Alcaldesa. A ella no se le olvidó nunca más esa frase.
Pero pasaba el tiempo y un día le recordó al regidor cangués lo que le había dicho y que, un nombramiento de palabra, sin papel que lo sostuviera, no servía para nada. Así que el Alcalde ha cumplido lo que dijo y ha emitido un documento que dice lo siguiente: “Expongo que María del Carmen Cuesta viene trabajando desinteresadamene en el bienestar y mejora de su población , interesándose por solucionar los problemas que se derivan y poniéndolos en conocimiento de las autoridades locales”. Y continúa : “Por todo ello y dado el gran trabajo realizado por esta vecina estos últimos años propongo nombrar a doña María del Carmen Cuesta Miyares alcaldesa de El Bosque, en Soto de Cangas”.
A Carmen Cuesta le hace ilusión. La llegada de la credencial fue todo un acontecimiento. “Me la trajo la Policía local”, recuerda. “Estoy muy contenta y cuando me lo dieron se lo enseñé al Abad y me felicitó en la misa en Covadonga”, comenta esta mujer que acude al Santuario con frecuencia.
De momento no ha tenido que avisar al regidor cangués de ninguna luminaria averiada en la localidad desde que tiene el documento en su poder, pero sin duda lo hará en cuanto eso ocurra. “Desde que soy Alcaldesa no se fundió ninguna”, afirma con una sonrisa.
Lo cierto es que ella sigue contribuyendo y mucho a la buena marcha de los servicios en el pueblo. Aunque hace mucho más que ocuparse de su localidad en su vida cotidiana.
Esta vecina es la segunda de una familia de doce hermanos muy querida en la zona. Es integrante de la asociación Emburria, de Cangas de Onís. Una entidad sin ánimo de lucro que trabaja por la integración y normalización de las personas con discapacidad intelectual. Allí realiza diversas actividades y ha protagonizado hasta una obra de teatro junto a otros de sus compañeros. “Este año no pude ir”, afirma en referencia a las consecuencias de limitaciones de movilidad y restricciones por la crisis sanitaria.
