Un mural con una estampa costumbrista de siega atrae todas las miradas de visitantes y lugareños en la localidad canguesa de Nieda. Las vistas desde el pueblo son espectaculares, pero nadie espera que en la pared donde sólo hay casas, la belleza natural y costumbrista de la zona pueda sorprender también a base de brocha, pintura y maestría.
Se trata del mural que la artista canguesa Paz Ardines está ultimando en una pared de hormigón que antes de que ella actuara, era sólo eso. Fue un encargo de los propietarios de un alojamiento turístico de la localidad, y va camino de convertirse en un símbolo en Nieda.
El tema para llenar el muro era libre, y Paz fue incorporando vivencias y recuerdos de las personas que se lo encargaron, para rememorar los años de la niñez . “Habla de sus recuerdos, con sus abuelos. Los vecinos pasan a verme y también me sugieren cosas”, comenta Paz. En él también están presentes parte de los parajes que se divisan desde el pueblo. “El paisaje es figurado, pero parte del que se ve desde aquí, sí está”, indica Ardines, que también ha aprovechado los agujeros e imperfecciones de la pared para introducir elementos que los integren en el conjunto.
Paz Ardines estudió Bellas Artes en la escuela de Artes de Oviedo y ya ha pintado otros murales antes, el primero hace 20 años. En el año 2020 realizó en Bobia de Abajo (Onís), otro dedicado a las majadas del puerto y al queso Gamonéu.
Nieda tiene una gran cantidad de alojamientos turísticos y mucho tránsito de personas que pasan por el pueblo para ir al mirador de Següenco. Ahora tienen un motivo más para visitar la zona.
