Manuel Eduardo Marina Fernández, “Manolo Marina”, es desde ayer hijo predilecto del concejo de Piloña a título póstumo por su “gran valor y aportación al municipio”. La entrega de la distinción se produjo en un emotivo acto celebrado en la Plaza del Ganado, de Infiesto, para reconocer la figura de este vecino, fallecido el pasado 6 de noviembre, al que todo el mundo conocía y quería.
La Corporación municipal, por unanimidad acordó, unos meses después de su fallecimiento otorgarle el título por el que su recuerdo se mantendrá aún mas vivo, si cabe, en Piloña. Muchas fueron las personas que quisieron respaldar ayer con su presencia el acto, en el que participó una gran parte de la sociedad civil piloñesa y en el que los atributos de la distinción fueron recogidos por su familia.
Su viuda, Carmen Pérez Mauricio, se mostró emocionada con el acto y expresó su agradecimiento: “Es un honor muy grande y al mismo tiempo siento mucha pena . Mi reconocimiento para toda esta gente que esta aquí hoy”.
Eduardo Marina nació en 1935 en Infiesto en una familia emprendedora. Él también lo fue, y además de regentar la zapatería heredada de sus padres, trabajó en un banco. Su colaboración con todos los proyectos culturales, deportivas o de voluntariado, entre otros, fue constante a lo largo de los años.
Ayer actuaron el grupo del teatro al que él perteneció ,“Ensin Reparu”, la Coral Polifónica Piloñesa, de la que fue socio, y la Banda de Música La Fuente, entre otros. Su relevancia en Piloña le hizo ser el pregonero de la 40 edición del Festival de La Avellana y recibir la Avellana de Plata en 2011, entre otros. “Se merecía un acto que traspasara lo institucional y fuera también social”, dijo ayer el alcalde, Iván Allende.
