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“Hay que profesionalizar el sector”, advierten los productores de castaña en la feria de Arriondas

“La cosecha no es abundante, pero dio frutos de excelente calidad, tanto en tamaño como en consistencia y sabor”, afirman los vendedores

Por la izquierda, Clara Peón, con Denis, Mara y Míriam Martínez, y Hortensia González. | S. Arias

Muy buenas en calidad, aunque no sea una gran temporada en abundancia. Así resumen los productores que participan en la trigésima edición del Certamen de la Castaña de Arriondas cómo viene este año el fruto. Se trata de uno de los productos estrella del otoño que, según explican, ha estado afectado por la plaga de la avispilla y por algunas granizadas inesperadas en el período de floración, lo que ha mermado la capacidad productiva. Hay menos pero las que hay –aseguran los productores– son buenísimas tanto en tamaño como en consistencia y sabor.

A la izquierda, Luis Pérez, con sus castañas. A la derecha, Claudia y Cristina Fernández, con las bolsas de fruto que venden y sidra dulce. | S. Arias

Esa escasez también afecta a los vendedores, tradicionalmente mujeres. Van quedando pocos y se pierde el oficio sin relevo generacional. La solución, dicen, pasa por profesionalizar la producción.

“Me encanta ir a coger castañas con mi abuela, lo paso pipa con ella, me gusta mucho y quisiera seguir haciéndolo, pero me dedicaré a otra cosa porque esto no ofrece garantías de cara al futuro”, explica Denis Martínez, de 22 años y estudiante de Medicina. Antaño, las castañas daban a las vendedoras una renta con la que hacían “maravillas”, dice su abuela, Hortensia González, participante en el certamen.

Antes, bajaban en burro, con las alforjas llenas de castañas, y otras mujeres las llevaban al mercado en una cesta sobre la cabeza. Con esa recolección otoñal muchas de ellas conseguían llevar un dinero a casa que era fundamental, al igual que el que sacaban de las ventas de avellanas o de nueces. Todo ello ha perdido fuelle.

En esta tesitura, Denis Martínez estima oportuno que se fomente con ayudas económicas la plantación de castaños, que puedan animar a personas con montes a producir y vender. Eso mismo piensa María Antonia Poladura, otra de las participantes en el certamen parragués, que continúa hoy. Según explica, los árboles se van quedando “vieyos y dan menos”, por lo que propone como solución volver a plantar. Y, también tener ganas de trabajar, “porque para vender castañas hay que pañar muchos kilos”.

“Hay que profesionalizar el sector”, advierten los productores de castaña en la feria de Arriondas

Profesionalización

Ese arduo trabajo es lo que, para Luis Pérez Muñiz, aleja a los jóvenes del campo. “Hace falta profesionalizar el sector porque la castaña puede dar mucho trabajo, pero si no hacemos nada, se acaba todo”, afirma. Por ello, ánima a mirar a Galicia o al Bierzo, donde la producción castañera ha cogido impulso en los últimos años. “Tenemos que aprovechar este producto autóctono que tenemos”, subraya Pérez.

Por suerte, en Arriondas hay un faro de esperanza con las hermanas Cristina y Claudia Fernández, de 7 y 11 años, respectivamente, quienes llevan tres años sin faltar al certamen con sus castañas y productos elaborados, como flanes o mermeladas. “Hacemos de todo con las castañas que cogemos, este año hubo mucha alrededor de casa, pero viene más o menos pequeña”, explican.

También da esperanza al sector la naveta Cristina Corral, de 30 años, quien asegura que con ella hay relevo. “Este es un sector que, si se quiere, puede ir al alza”, opina. A su juicio, certámenes como el de Arriondas dan importancia y mantienen la actividad castañera. En la jornada de hoy se darán a conocer los ganadores de la trigésima edición de la cita.

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