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Arangas: dos Santinas, un tejo y mucha solidaridad

La localidad cabraliega, destacada por su unión vecinal, estrena imagen de la Virgen en su iglesia, reivindica la preservación de su árbol histórico y logra recaudar con una capilla portátil tres mil euros para La Palma

Por la izquierda, Mercedes Caso, Hortensia López, Mabeli Sánchez, Marisol Fernández, Rosa Sánchez, Geli Bayo e Inma Caso, con la capilla portátil, ante el templo y el tejo de Arangas. | M. Villoria

Una imagen de la Virgen de Covadonga recorre las casas de los vecinos de Arangas (Cabrales) desde hace más de cien años. Cada día le toca a un vecino distinto, aunque los plazos son flexibles y si alguien se queda con ella alguna jornada de más, el resto espera sin problema. Hace unas semanas el ciclo de ida y vuelta de la Santina se interrumpió y la figura, que se transporta en una “capilla” portátil de madera, cambió temporalmente los hogares del pueblo por otro lugar más concurrido: el bar de la localidad. La recaudación que se junta del ir y venir de la capilla –que tiene un cajón para los donativos– ha servido históricamente para hacer cosas en y por el pueblo, pero esta vez el objetivo era distinto, pues la solidaridad se enfocó hacia otro objetivo. La idea era llegar a 3.000 euros para enviárselos a los damnificados por el volcán de la isla de La Palma. “Cada uno echó lo que consideró oportuno”, explican los vecinos.

Para lograr su meta, el bar La Calleja fue un gran aliado. En él paran los residentes de Arangas, pero también los de otros pueblos que carecen de un establecimiento de este tipo, y era el lugar idóneo para avanzar con la colecta. Así consiguieron su objetivo: estuvo una semana en el local y a fecha de hoy el dinero ya está en el Cabildo de La Palma. Preguntaron cómo contactar con la institución palmera y, a partir de ahí, “ingresamos el dinero directamente en la cuenta” que les indicaron.

Y es que Arangas cuenta con una poderosa arma para lograr sus metas: la unión vecinal para actuar ante cualquier necesidad del pueblo o, como han demostrado, fuera de él también. Los vecinos que viven todo el año, y también algunos de los que pasan temporadas, están en constante comunicación para los proyectos, urgencias o iniciativas que puedan surgir.

Pero no es lo único que hacen. En comunidad, se ocupan de muchas otras cosas: entre ellas, velar por el Tejo centenario que custodia la iglesia de San Pablo. Tiene más de 500 años y mide más de 12 metros. El ejemplar concurre al certamen que elegirá el “Árbol Europeo del año”, una iniciativa para la que ayer, día 20, finalizó el periodo de votación. En España compite con otros diez ejemplares entre los que está el Carballo del bosque del Banquete de Conso, en Santiago de Compostela, o el Drago Milenario, de Tenerife.

Mercedes Caso, con la capilla portátil de la Santina, en el bar de Arangas. | M. V.

Pero aunque todos han votado para que sea el ganador, están más”preocupados” por el estado del histórico árbol que por el reconocimiento. El pueblo pide que se “sanee”. “Tiene muchas ramas secas”, comentan los vecinos, pero al estar protegido no pueden actuar por su cuenta y aseguran que no hay respuesta efectiva por parte de las administraciones. Sólo saben “que no se puede tocar”, así que piden que se intervenga para preservarlo.

El histórico árbol da sombra a la iglesia local de San Pablo y desde allí se divisa una imponente vista de los Picos de Europa. Al llegar al templo local, las vecinas muestran además con orgullo la nueva imagen de la Santina con la que cuenta la iglesia. Es de mucho mayor tamaño que la portátil. Según explican, fue un obsequio de la familia del montañero Mariano González Tejada, fallecido en el Picu Urriellu en 2018. Una Virgen a la que se añadió la rosa que porta en la mano, que también fue un regalo, en este caso de la empresaria canguesa Teresa Fana.

Están orgullosos de su pueblo y tienen vitalidad para rato. Por eso organizan talleres, todas las actividades que pueden y no pierden la oportunidad de reivindicar lo que entienden bueno para la localidad. De hecho quieren que se finalice la concentración parcelaria para ayudar al sector ganadero, en el que también hay gente joven. “Está medio hacer, los ganaderos están esperando y los tractores no entran en muchas de las fincas”, señalan.

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