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La declaración de Patrimonio Mundial para los Picos obligaría a preservar el pastoreo

Cuatro parques nacionales españoles ya han sido reconocidos por la Unesco, que no participa en su gestión ni exige restricciones adicionales

Picos de Europa Miki López

La declaración de los Picos de Europa como Patrimonio Mundial de la Unesco –en la categoría de paisaje cultural o mixto natural y cultural– no solo no conllevaría nuevas restricciones de usos en el espacio protegido, sino que obligaría a las administraciones públicas a mantener la actividad humana en el espacio, tanto en lo que respecta a la ganadería como al pastoreo. Es más, si se hiciera efectivo este reconocimiento, la Unesco no intervendría para nada en la gestión del parque, limitándose a realizar cada seis años un examen para determinar si siguen vigentes los criterios que justificaron su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad, algo en lo que la huella de la mano del hombre a lo largo de los siglos y en la actualidad, desempeña un papel fundamental.

Todo lo dicho se desprende de la normativa en la que se basan las distinciones de la Unesco y, también, en las declaraciones de Patrimonio Mundial que ya tienen otros cuatro parques nacionales españoles. Son los de Teide, Garajonay, Ordesa y Monte Perdido y Doñana, donde la distinción ha supuesto una campaña de promoción internacional de incalculable valor.

Víctor Fernández Salinas, catedrático de Geografía Humana y miembro de Icomos, organización asociada a la Unesco, aseguró esta semana en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA que los Picos de Europa lo tienen todo para optar a Patrimonio Mundial como paisaje cultural. Se trata de una iniciativa que el patronato del Parque Nacional ya movió en 2014 y que el Senado trató de impulsar cuatro años después, mediante un acuerdo unánime de todos los grupos políticos, sin que se haya producido avance alguno hasta el momento. El planteamiento es bien visto en líneas generales por los alcaldes de la comarca, siempre y cuando no conlleve más restricciones y tenga en cuenta la necesidad de proteger la actividad ganadera y pastoril. Por su parte, los habitantes de los núcleos de población han mostrado recelos ante el temor de que el reconocimiento de la Unesco conlleve limitaciones a su actividad tradicional, algo que no sucede en las cuatro declaraciones de parque nacionales españoles.

En el caso de Ordesa y Monte Perdido, el más parecido a los Picos, la Unesco subraya como uno de los valores a mantener un paisaje que “ha conservado su autenticidad de manera notable”. “Los criadores continúan asegurando un amplio pastoreo en perfecta armonía con el estilo de vida tradicional de los Pirineos centrales. El sitio constituye un testimonio precioso de la antigua sociedad montañesa, a través de sus paisajes y pueblos, granjas, campos, pastos de alta montaña y senderos. El paisaje agropastoral de hoy refleja la historia del sitio. La calidad de la propiedad permanece inalterada”, subraya la Unesco, que vela por la pervivencia de estos valores y que haría lo propio, llegado el caso, en los Picos de Europa.

Los habitantes de los núcleos de población han mostrado recelos ante el temor de que el reconocimiento de la Unesco conlleve limitaciones a su actividad tradicional, algo que no sucede en las cuatro declaraciones de parque nacionales españoles

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En España hay dos paisajes culturales que ya han dado el paso para ser también reconocidos por la Unesco. Una de las candidaturas está promovida por la Diputación de Jaén, en colaboración con las diputaciones de Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga, junto a numerosos municipios, universidades, organizaciones agrarias y otras entidades de Andalucía. Se centra en el denominado “mar de olivos” que se conforma en el siglo XIX y que es la base de la producción aceitera de la comunidad autónoma. “Conforma un sólido tejido social, convirtiéndose en un paisaje excepcional, esto es, paisaje, patrimonio, vida y cultura. Se trata de paisajes históricos superpuestos, ya que muestra todo el relieve y diversidad de la región que envuelve al territorio. Explica, además, la propia tecnología para obtener el aceite desde los romanos hasta la prensa de vapor. El olivar es el cultivo más cooperativizado y representa un gran acervo patrimonial interesante del pasado, presente y futuro”, destaca la candidatura, que también respeta y promociona la actividad económica tradicional en el territorio.

El otro aspirante a Patrimonio Mundial como paisaje cultural es la Ribeira Sacra de Lugo. La candidatura destaca que se trata de un “paisaje cultural excepcional que hoy mantiene en las Ribeiras la estructura original de las parroquias, su forma de construcción en socalcos delimitados en las bocarribeiras, la gestión de la propiedad en cavaduras, y el tamaño mínimo de sus cientos de miles de parcelas. Esta sacralidad resiliente propia de un territorio único y singular, ha llegado a nuestros días convertida en testimonio sacrificado de asociación simbólica al lugar, manteniendo su trascendencia y complejidad, convirtiéndolo en un espacio habitado, construido y persistente en el que la gente pinta el paisaje”, algo, esto último, que ha sucedido secularmente en los Picos.

El otro aspirante a Patrimonio Mundial es la Ribeira Sacra de Lugo y se destaca el “paisaje cultural excepcional que hoy mantiene en las Ribeiras la estructura original de las parroquias, su forma de construcción en socalcos..."

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La propuesta del Senado para el parque nacional asturiano que no ha sido desarrollada subraya un “excepcional valor que lo hace único en el mundo”. “Se trata del principal macizo calizo de la Europa Atlántica en cuyos arroyos, bosques, prados y riscos “se refugian y perviven seres olvidados ya en muchos lugares”, añade. Con una superficie de más de 60.000 hectáreas repartidas entre Asturias, Castilla y León y Cantabria, los Picos son Reserva de la Biosfera y reciben más de dos millones de visitantes de todo el mundo cada año. La moción apuntaba que el espacio contiene el 72 por ciento de las aves reproductoras de España, el 82 por ciento de los anfibios, el 63 por ciento de los reptiles y el 88 por ciento de los mamíferos, y destaca “como dato insólito” los 2.500 metros de altura que alcanza a tan sólo 15 kilómetros de la costa.

Otros argumentos para que la Unesco reconozca a los Picos son su “historia y cultura ancestrales”, su biodiversidad específica o la interacción entre la actividad económica y la preservación de los valores naturales. La iniciativa recuerda que la Comisión de Gestión y el Patronato de Picos de Europa aprobó en 2014 iniciar los trámites necesarios para obtener el reconocimiento como Patrimonio Natural.

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