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El premio “Ribadedeva”, para la residencia que quedó libre del covid

El Ayuntamiento entrega el galardón a la Fundación Ulpiano Cuervo y lo hace extensivo a trabajadores y mayores residentes

Manuel Collera (a la izquierda) recoge el premio de manos del alcalde, Jesús Bordás. | M. Villoria

La carpa del jardín del Archivo de Indianos de Colombres (Ribadedeva) se llenó ayer de reconocimiento y afecto. El Ayuntamiento hizo entrega del XVI premio “Ribadedeva”, que esta vez recayó en la Fundación Ulpiano Cuervo, que gestiona la residencia de mayores del municipio. Pero el galardón era para todas y cada una de las partes que hacen posible el día a día de la fundación, que consiguió quedar libre del covid en la pandemia. “Muchos rostros dan vida hoy a este premio”, dijo el alcalde, Jesús Bordás, en su intervención.

Y es que Ribadedeva reconocía ayer los 48 años de esta gran obra social en el concejo; la labor de los 25 trabajadores que la integran; el papel de los 46 mayores que allí viven y de los cinco que acuden al centro de día. También el de las familias, el del patronato de la fundación y el de las instituciones y vecinos que colaboran con ella, entre otros.

“Este premio es una distinción entrañable para todos los vecinos. Recae en esta fundación que ha hecho una labor durante 48 años y es la de mayor repercusión económica y social del municipio. También han premiado la situación que vivimos en la pandemia y reconoce todo esto y el cariño de Ribadedeva”, dijo el presidente de la Fundación, Manuel Collera Díaz.

El hospital puesto en marcha a principios del siglo XX en una propiedad del médico Ulpiano Cuervo fue el germen de esta institución que se creó en 1973 y se amplió gracias a otro benefactor Florentino Noriega Ruiz hace unos años. “Es un premio más que merecido, justo”, dijo Paloma Noriega, una de las familiares.

Jesús Bordás destacó la labor “fundamental” llevada a cabo por la Fundación. Dan cuidado a lo más preciado del concejo: los mayores”, dijo. Y elogió el prestigio regional y nacional del centro.

Destacó, además, la labor de los trabajadores, que hacen “auténtica artesanía del cuidado de los mayores” y recordó a todas y cada una de las personas que aportaron su granito de arena para que la Ulpiano Cuervo fuera una realidad. La trabajadora María Jesús Andreu recordó la etapa “dura” que vivieron en la pandemia y agradeció a todos los que les ayudaron en la labor.

“Allí estamos como en casa”, comentaba Manolo Blanco, uno de los muchos residentes que acudió ayer al acto al que la coral de Ribadedeva puso la nota musical.

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