La colisión o la electrocución con líneas eléctricas y los envenenamientos son las causas que más se repitieron en las trece muertes de quebrantahuesos en la zona de los Picos de Europa durante los últimos diez años. De ellas, nueve fueron en la vertiente asturiana. Así lo confirmó ayer el presidente de la Fundación Española de Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), Gerardo Báguena, mientras se sigue a la espera del informe forense que desvele qué le pasó a “Vitorina”, la hembra hallada sin vida el pasado domingo cerca de un tendido eléctrico de la zona del Cuera, en Peñamellera Alta.
Según Báguena, sólo hay datos de la última década, desde que se instalaron emisores satélite en los animales que permitían conocer sus movimientos y localizar los cuerpos para estudiar las causas de sus muertes. Lo que sí se sabe ya es que “Vitorina” era una de las potenciales individuas reproductoras de la especie, que se esperaba pudiera criar en 2023. A sus seis años estaba en la “pauta” de celo y se la había observado por el Cuera junto a un macho “no identificado” llegado de los Pirineos. El cuerpo del animal se llevó al Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos, donde se le realizará la necropsia que desvelará la causa de la muerte. Por el Cuera pasan cuatro tendidos eléctricos.
“Ese pasillo eléctrico es muy dañino para la avifauna. Son cuatro líneas paralelas y constituye un factor latente de mortalidad”, dijo Báguena, quien confirmó que los servicios jurídicos de la fundación verán, una vez conocido el informe forense, si inician acciones legales para depurar responsabilidades.
Frente a la triste noticia de “Vitorina”, Báguena recordó otra “esperanzadora” como es que hay dos pollos que se están criando en libertad en Asturias. Uno de ellos un caso “único” al haber nacido de padres huérfanos. “Es algo inédito, porque suele fracasar”, indicó.
