El complicado rescate del cuerpo de un espeleólogo húngaro en 2005 que sufrió un accidente en la Torca del Cerro, en los Picos de Europa, a 400 metros de profundidad, fue el origen de la tecnificación en microvoladuras para espeleosocorro de la Guardia Civil. En aquella ocasión la intervención se complicó por la imposibilidad del paso de la camilla por las estrecheces de la cavidad. Hoy ya son 28 los Guardias Civiles de Montaña en toda España que se han convertido en especialistas en microvoladuras (voladuras donde se emplean pocos gramos de explosivo) desde que se hiciera el primer curso en el año 2007. Todos ellos participan estos días en la comarca del oriente en unas jornadas de tecnificación. Son catorce agentes en las prácticas del III curso de Microvoladuras y otros catorce en el Plan de Instrucción semestral. Ayer practicaron en una cantera, pero también lo hacen en cavidades y reciben formación de protocolos de trabajo.
Su preparación ha sido imprescindible para intervenir en seis rescates. El más mediático el del niño Yulen en Totalán (Málaga), donde se cayó a un pozo a unos 70 metros de profundidad.
En él participó la Brigada de Salvamento Minero Hunosa, presentes también ayer, y miembros de Greim (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) de la Guardia Civil.
Según explicó el teniente jefe del servicio de Montaña de Cangas de Onís, Pablo Villabrille, las técnicas permiten desobstruir cavidades en los rescates e intervenir de inmediato. “En Picos de Europa se encuentran las torcas más profundas de España y de las más técnicas y estrechas”, afirmó.
El capitán Emilo Caba, del centro de adiestramiento de Desactivación de Explosivos, destacó el papel del servicio de Montaña tanto en facilitar el acceso a los lugares de rescate , como su trabajo dentro de las cuevas.
