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Pregonero de las fiestas canguesa de San Antonio Jorge Juan Fernández Sangrador

“Pido al patrón esperanza para quienes se sienten ante un muro infranqueable”

“Nunca pensé que pudieran pensar en mí para el pregón, me ha sorprendido gratamente”

Jorge Fernández Sangrador, en el Seminario de Oviedo. | Luisma Murias

Jorge Juan Fernández Sangrador (Cangas de Onís, 1958), vicario general de la Archidiócesis de Oviedo desde julio de 2011, se encargará de dar lectura al pregón de las fiestas patronales de San Antonio de Padua de Cangas de Onís, acto que tendrá lugar el próximo 10 de junio por la tarde en la céntrica plaza Camila Beceña. Jorge Sangrador, como le conocen sus amigos y convecinos cangueses, fue ordenado sacerdote en su ciudad natal en el año 1982. Es doctor en Teología (Universidad Pontificia de Salamanca) y licenciado en Ciencias Bíblicas (Pontificio Instituto Bíblico de Roma) y en Filología (Universidad Complutense de Madrid).

–¿Le sorprendió que pensaran en usted como pregonero de las fiestas de San Antonio?

–La verdad es que sí. Nunca imaginé que a la Sociedad de Festejos se le pudiese ocurrir mi nombre, porque estimo que hay personas más indicadas que yo para pronunciar el pregón. Pero he de decir que me sorprendió gratamente.

–¿Le costó aceptar la propuesta del presidente de la Sociedad de Festejos?

–No, en absoluto. Aunque confieso que, después de haber aceptado, he padecido momentos de incertidumbre ante el significado, por su naturaleza oratoria y literaria, del género pregón y sobre cuál ha de ser su extensión.

–¿Ya tiene pensadas las líneas maestras del pregón?

–Algunas sí. Tal vez tenga que reducirlas aún. La vida en Cangas de Onís ofrece una infinidad de temas en los que cabe detenerse con afecto y gratitud. Pero no quisiera que fuera una evocación solo de historias pasadas, sino también un proporcionado despliegue ante los asistentes al acto del pregón de sueños de futuro. De un mañana, eso sí, que ha de estar muy bien hincado, para que sea vigoroso, dinámico y próspero, en el suelo de la tradición de nuestros antepasados.

–¿Le han propuesto predicar la misa solemne?

–Entiendo que la misa principal de ese día ha de presidirla y predicarla el párroco o uno de los sacerdotes designados para el servicio de la parroquia. Pero sí, me han pedido que la presida y que predique. Y he aceptado.

–¿Qué le pide un cangués de la calle San Pelayo como usted a San Antonio?

–A San Antonio, que es muy milagrero, le pido que aliente la esperanza de quienes sienten que se alza ante ellos un muro infranqueable a causa de las dificultades que circunstancias de la vida les estén ocasionando. Y que a los jóvenes no les falten ni imaginación, ni posibilidades, ni tesón para conducir proyectos de futuro que sean viables, útiles y fértiles en el plan, extensivo a todos, de seguir construyendo un Cangas de excelencia.

–¿Alguna anécdota de la fiestas?

–Muchas, como no puede ser de otra manera. Pero hay una que recuerdo en particular: el día de San Antonio por la tarde hice pública, ya fuera del entorno familiar, mi intención de ir al Seminario.

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