La segunda fase de las obras para la prevención de las inundaciones fluviales en Arriondas comenzarán en el plazo máximo de dos semanas. Así lo avanzó ayer la viceconsejera de Medio Ambiente, Nieves Roqueñí, que visitó junto a la directora general del Agua, Vanesa Mateo, y el alcalde de Parres, Emilio García Longo, las zonas donde se iniciarán los trabajos de las fases dos y tres.

Se trata de las partes del proyecto que acometerá el Principado de Asturias y que afectarán a los ríos Piloña y Chico. La primera fase, de 9,2 millones de euros, corresponde al Gobierno de España, con actuaciones en los ríos Sella y Piloña.

Las obras que se iniciarán en breve se adjudicaron en 2,5 millones, se ejecutará en 23 meses e incluyen actuaciones en la red de saneamiento, con la colocación de colectores de saneamiento, drenajes y protección de riberas. También anunciaron los responsables autonómicos que la Confederación Hidrográfica realizará unos pozos donde se colocarán bombeos que se podrán activar adicionalmente en los casos en los que el río no pueda asumir el caudal. Se elevará un poco el paseo del río Chico y se rebajará el terreno en el otro margen, donde no puede causar daños a la villa. Se incluirá también un muro en una parte de este cauce.

“Estas obras darán seguridad a Arriondas, reducirán la vulnerabilidad ante los nuevos episodios de inundaciones y darán evacuación a las lluvias sin que afecte a la población”, explicó Roqueñí, quien aclaró que ya está firmado el acta de replanteo de las obras que acometerá la empresa Dragados.

Emilio García Longo afirmó que se trataba de un “día importante” para Arriondas después de muchos años esperando en los que se han vivido “muchos momentos de incertidumbre”. Destacó el regidor que el cambio de signo político en el Gobierno central supuso el “impulso definitivo del proyecto”. Finalizada la visita a Parres, Roqueñí conoció junto al edil cangués Agustín García el resultado de las obras del reparación del colector del Sella en las inmediaciones de Las Rozas (Cangas de Onís). Las riadas provocaron la rotura que se detectó en diciembre. La actuación de emergencia supuso una inversión de más de 289.000 euros. Una obra “compleja” que sacó del río el trazado del colector e incluyó una escollera.