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Emoción y devoción en Cangas de Onís que volvió a vibrar con San Antonio

Familias enteras, niños y mayores, desbordaron la calle ataviados con los trajes típicos y portando los imponentes ramos en un festejo multitudinario

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Emoción y devoción en Cangas de Onís, que vuelve a vibrar por San Antonio María Villoria

Cangas de Onís volvió a vibrar ayer con San Antonio, cita que demostró que mantiene su gran poder de convocatoria. Más de 600 personas ataviadas con el traje típico abarrotaron la iglesia de Santa María. La vista no alcanzaba a ver la cabecera de una procesión que llenaba toda la avenida de Covadonga y doblaba por la avenida de Castilla hasta entroncar con la calle San Pelayo. Los mozos y mozas, familias enteras, niños y mayores, llenaron de colorido y tradición una localidad que celebra con gran devoción esta cita emblemática donde las haya.

A las diez de la mañana comenzó la misa en la capilla y la imagen del santo bajó después hasta la iglesia de Santa María donde la misa solemne comenzó a las doce del mediodía. El oficio religioso estuvo presidido por el vicario general de la diócesis, el cangués Jorge Fernández Sangrador, y concelebrada por seis sacerdotes más, entre ellos el abad de Covadonga, Adolfo Mariño. A la misa asistió el alcalde, José Manuel González y varios miembros de la Corporación canguesa.

Un total de seis ramos, cinco de ellos de pan, desfilaron en la procesión. Los dos de mayor tamaño, el de la calle San Pelayo y el que fue portado por mujeres. “Lo ofrecemos todos los años por los niños nacidos”, comentó Natalia Moro. Fueron precisamente los más pequeños los que portaron las estructuras de menor tamaño.

El coro Peña Santa-Ramón Prada y la Banda de Gaitas Ciudad de Cangas pusieron la nota musical en la eucaristía. Se vieron muchos niños de corta edad y bebés para los que ayer fue su primer San Antonio. Entre las más pequeñas, Emma Bode, de tres meses, que iba vestida de asturiana en su cochecito de paseo.

También fue el primer San Antonio para Martín Van Ge Mert, con raíces canguesas y que a sus 5 años llegó desde Valencia para disfrutar de la fiesta. O Martín Bernardo, de dos años, y Mencía González, que aún no los ha cumplido.

Devoción y subasta

La Carreterona, la calle que une el centro de Cangas de Onís con Cangas de Arriba, donde está la capilla del santo, se subió con gran esfuerzo por quienes portaban los ramos. También a la imagen, cargada asimismo con gran devoción por la cuesta del camino, de gran pendiente.

Una vez devuelto a su capilla, San Antonio recibió infinidad de visitas. Iván Ania fue el encargado de subastar los roscos de pan, momento en el que se registró una gran participación. También se subastó un queso de Gamonéu del valle de la quesería Priena.

Josefa Fernández Díaz, “Fifi” cumplió de nuevo con la tradición y tocó el tambor tanto en la entrada y salida de la iglesia de Santa María como a la llegada a San Antonio. Tras la subasta, se procedió a la quema del Xigante y comenzó la sesión vermú y la comida en el Robledal, emblemático lugar al que acuden muchas familias y grupos de amigos para reunirse y comer en hermandad en una fecha tan señalada.

La noche de la víspera se había dado también cumplimiento a otra tradición, la celebración de la joguera, con una gran afluencia de público, en unas fiestas organizadas por la sociedad de festejos con la colaboración del Ayuntamiento de Cangas de Onís.

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