La Majada de Soñín recuerda a los guardianes de los Picos de Europa

Más de 300 personas celebraron este sábado en Onís la III Fiesta Homenaje a los Pastores del Puertu

J. Quince

La Majada de Soñín, al abrigo de los Picos de Europa, se convirtió este sábado en el escenario idílico de la tercera edición de la Fiesta Homenaje a los Pastores de Onís. Se trata de un evento con significado especial para los onisenses ya que buscan rendir tributo al arduo trabajo de aquellos que han dedicado sus vidas al pastoreo y la ganadería en la zona durante más de cinco mil años. Esta celebración anual coincide con la tradicional subida de la reciella, que tuvo lugar esta misma semana.

Organizada por los vecinos del concejo en colaboración con el Ayuntamiento de Onís, la fiesta en este enclave natural reunió a más de 300 personas entre ganaderos, amigos, familiares y lugareños que disfrutaron de una mañana al aire libre y en plena naturaleza, en la que el sol y el buen tiempo tuvieron un papel protagonista.

La jornada dio comienzo en la majada con la tradicional misa campera al mediodía en honor a los pastores fallecidos. Durante la ceremonia, los niños participaron en la ofrenda floral ante la placa conmemorativa que recuerda a todos los que una vez ejercieron esta profesión ancestral.

Tras la homilía tendría lugar el emotivo pregón de Guillermo Mañana Vázquez, autor de libros de temática de montaña y un "testigo atento" de la vida de los pastores del Puertu con los que compartió largas jornadas. Aunque el pregonero oficial no pudo asistir a la celebración por motivos de salud, sus palabras de admiración y reconocimiento a la labor de los guardianes de los Picos de Europa sonaron con fuerza en Soñín gracias a la lectura del discurso por parte de Elisa Villa, profesora de geología y amiga personal.

"Nadie protegió ni protege más a la naturaleza de nuestros Picos de Europa que los propios pastores. A ellos debemos el acogedor paisaje de las majadas y sus cabañas, esas joyas de la arquitectura más humilde y popular que llegaremos a añorar el día, no muy lejano, en que desgraciadamente puedan desaparecer", rezaba el pregón. Se ensalzó también el buen hacer de los pastores con respecto a la elaboración artesanal de un producto que es "patrimonio inmaterial" de la región: el queso Gamonéu del Puerto. "Supieron hacer de la tradicional humildad y pobreza de la majada un emporio de sabiduría y de riqueza, convirtiendo el producto de su escondido y siempre humilde trabajo en una de las mayores cumbres de la gastronomía mundial", destacó.

Los actos solemnes dieron paso a la alegría y el bullicio que se adueñaron de la majada durante la sesión vermú que estuvo amenizada por la Banda de Gaitas de Onís. Alrededor de las dos de la tarde tendría lugar la tradicional comida campestre para los tres centenares de asistentes, quienes compartieron mesa y estrecharon lazos disfrutando de una deliciosa parrillada con costillas y chorizos criollos, entre otros manjares. En ese ambiente de romería y camaradería, los bailes y la música animarían el resto de la tarde con una verbena a cargo de Grupo Picos de Europa.