Una tradición ancestral que cada vez cobra más impulso

El guirria recibe el Año Nuevo en Ponga achuchando y besando a las mujeres y lanzando ceniza a los hombres

Cientos de personas participaron ayer en Beleño, en una de las fiestas más singulares de Asturias, protagonizada por un mítico personaje enmascarado, escoltado por cerca de 40 de jinetes

VIDEO: Ponga arranca el año con el Guirria haciendo de las suyas.

Julia Quince

Julia Quince

Hay muchas formas de celebrar el Año Nuevo, pero pocas tan curiosas y divertidas como la de San Juan de Beleño, en Ponga. Cientos de personas, atraídas por el buen tiempo y lo atractivo del festejo, se reunieron ayer en las calles de la capital del concejo para disfrutar de una tradición ancestral que cada vez tiene más impulso. El sol al filo del mediodía empezaba a avivar los nervios de aquellos que aguardaban con ganas la llegada del guirria, el principal protagonista de esta jornada festiva.

"Es la primera vez que venimos. Tenemos amigos que son de aquí y nos hablaron de la fiesta. ¿Qué mejor plan para venir con niños y encima con un día como este?", señaló Alejandro Vallina, de Gijón. El estallido de los voladores anunció que eran las doce en punto y, de repente, un personaje disfrazado y enmascarado apareció corriendo a gran velocidad y armando un buen revuelo.

Como manda la tradición, el guirria recorrió la localidad repartiendo suerte con besos y abrazos a las mujeres y lanzando ceniza a los hombres: "Se trata de ir felicitando el año nuevo a los vecinos de esta manera especial y de pasarlo bien", explicó David Granda.

El secreto mejor guardado

El guirria atravesó la capital pongueta dando saltos y arrasando con todo. Llegó incluso a colarse en la terraza de una casa para lograr achuchar a una vecina y, por su efusividad, acabó cayendo entre risas con otra en una pequeña cuneta antes de subirse a lomos de un caballo: "Ya estoy notando el cansancio", comentó después de su gran carrera el guirria de este año, que ya lo fue en otra ocasión. Su identidad es un misterio que no se puede desvelar, tal y como explica él mismo. Es "un secreto". El secreto mejor guardado de la jornada en Ponga.

La fiesta comienza en realidad el último día del año, previo a esta celebración, cuando se decide quien encarnará a este singular personaje mitológico, y se realiza un sorteo para emparejar a los solteros y solteras mayores de 15 años, metiendo todos los nombres en dos cántaros: "Ayer nos dieron unas papeletas y hoy las tenemos que entregar a las mozas, sale el guirria y pedimos el aguinaldo", resumió Granda. Salieron 29 parejas y alguna moza quedó "en cántaru", sin pareja, este año. Granda fue uno de los casi 40 jinetes que formaron parte del cortejo del guirria, que recorrió Cainava y Beleño en busca de viandas, bebidas y dinero. De ellos, los mayores de 15 años, 26, escoltaron al guirria a caballo, mientras que una docena de niños lo hicieron en burro, acompañados por sus familiares.

Son los varones los que cumplen con esta misión, pero ellas también participan en la fiesta: Solo lo manejan los jumentos los chicos, pero las chicas también se pueden montar con ellos, en la grupa. "A mí lo que más me gusta es ir pidiendo por las casas el aguinaldo y cantando las canciones tradicionales", apuntó la pequeña Silvia Velasco, de diez años.

Tras muchos besos, risas y cantares, termina este Año Nuevo tan especial en Ponga. Se despide el guirria un año más, como dice la tradicional canción que entonan los mozos ponguetos: "Hasta el año venidero que en sus casas nos veamos".

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