Frustración en el Sella y el Cares: "Los ríos están bien, pero no hay salmones"
El aumento de las temperaturas provoca que cada vez lleguen menos ejemplares a Asturias, situada cerca del límite meridional del hábitat de la especie

Ramón Díaz
Cero salmones en el Oriente. Ni el Sella ni el Cares dieron frutos en la jornada de apertura de la pesca con muerte. "No se ve nada de nada. El ríu está pescable. Lo que pasa es que... ¡no los hay!". Así de rotundo se mostraba el ribereño cangués Luis Ángel Fernández Barrigón, quien probó fortuna en el coto de El Golondrosu del río Sella, en Cangas de Onís, y con todos los cebos autorizados.
El campanu del Sella parece que se hará de rogar como en otras anteriores ocasiones. El año pasado, el parragués, Mario Merayo Sierra, de Vega los Caseros, aunque afincado en Gijón, echó a tierra el campanu en la cuarta jornada hábil de pesca, en el coto Tempranas. Fue subastado en 11.100 euros, cantidad a que se incrementó en otros 2.500 euros en concepto de "prima" del Ayuntamiento de Cangas de Onís, que ha tenido que aplazar la subasta del campanu de este año. El evento, en colaboración con la Sociedad de Pescadores El Esmerillón, tenía confirmados catorce establecimientos hosteleros interesados en participar.

Emilio de la Vega Rivero. / J. M. Carbajal
A primera hora de la mañana de ayer, la cuenca del Sella reunió a decenas de pescadores. Así, en la zona libre de El Puente Romano, en Cangas de Onís, se congregaron una veintena de deportistas, que optaban a los turnos de media hora. Otro tanto ocurría en Rozaones, con diecisiete al sorteo, cifra similar a la registrada en El Barcu.

Simón Álvarez Suárez. / J. M. Carbajal
Asimismo, entre los pescadores que aguardaban su turno en ese lance salmonero, algunos procedentes de La Rioja, había quien se dedicaba a la pesca de la trucha. Y en este caso sí se echaron a tierra algunos buenos ejemplares. Fue el caso del joven cangués Simón Álvarez Suárez, de 14 años, que logró capturar, tres espectaculares truchas mayores de 24 centímetros de longitud. No tuvo tanta suerte otro joven pescador, Emilio de la Vega Rivero: se quedó en blanco.
El nieto de un histórico
Entretanto, en el Cares, hubo muy poco movimiento. "Hoy es más fácil encontrarse con un salmón que con un pescador", comentaba un aficionado. Exageraba, ya que no se veía ni un salmón, mientras que pescadores, aunque muy pocos, sí había. Claro que se refería a la zona alta del río, donde el número de deportistas se contaba con los dedos de una mano.
En la zona libre de Pared del Agua o Paré l’Agua, en Peñamellera Alta, solo se dejó ver por la mañana un pescador, Diego Cotera, nieto de un histórico, Fermín Cotera. "El río está guapísimo de agua, trae caudal y está superlimpio", comentaba el pescador, que reside a caballo entre Arenas y Gijón. Se declara "aficionado", ya que hasta ahora "solo" pescó "cinco o seis salmones" en su vida.

Apertura de la temporada del salmón en el Cares / Ramón Díaz
Cotera subraya que uno de los mayores problemas de la zona alta del Cares tiene que ver con la presa de Niserias, donde muchos salmones" en vez de subir por la escala se "confunden" y quedan allá. De ahí que para ver salmones en la zona alta haga falta mucha agua, crecida. "La presa creó una división artificial entre la zona alta y la baja", señala.
El cambio climático influye
Había más animación en la zona baja del río. En el coto de Monejo, en Peñamellera Baja, estaban los dos titulares del día, el veterano Íñigo Justo Fernández y el joven ovetense José López Milla. Junto a ellos, como observadores, el padre de este último, Ramiro López, y el ribereño Raúl Ramiro, de Panes.
"El río está perfecto, solo faltan los salmones", comenta Íñigo Justo Fernández, que echó a tierra el campanu del Cares en 2014, en La Pría. ¿Por qué faltan salmones? "La pesca en alta mar, los cormoranes, nosotros los pescadores... porque los que se matan ya no vuelven. Cada vez está más complicado pescar salmones. Estamos cerca del límite meridional de su hábitat, y cada vez llegan menos", añade.

Dos pescadores en Rozaones, en el Sella. / J. M. Carbajal
"La temperatura", tercia Raúl Ramiro; en definitiva, el cambio climático. El Cares es el más frío de los ríos asturianos, pues recoge el deshielo de una amplia zona de los Picos de Europa, la más agreste. "Era" el más frío, matiza, "¿No ves que ya no nieva?". Asegura que la temperatura del agua del río subió en los últimos años, lo que provoca que haya cada vez menos ejemplares del "rey" del río. "Aquí vivimos de las repoblaciones, y tenemos la suerte de que es el río al que más vuelven los ejemplares soltados", destaca el de Panes.
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