Un parragués triunfa en el XIX Panda Raid, rallye de larga distancia y resistencia, en Marruecos

El parragués Julián Rubio Cuenco, 30 años de edad, natural de Arriondas, haciendo equipo con el malacitano Julián Morales, se alzaron con el triunfo absoluto en la decimonovena edición del Panda Raid-2025, en la categoría 4x2, la más exigente y dura, dilucidado del 11 al 18 de abril. Se trataba de un rally de larga distancia y resistencia que se disputó por Marruecos y constaba de seis etapas, de entre 300 y 500 kilómetros diarios. En la pasada edición habían quedado segundos en la clasificación general, pero este año se subieron a lo más alto del podio.

"La 4x2 se considera la más sufrida, porque somos los que cuando se atasca en la arena hay que salir a cavar, a empujar, etc. Es el Seat Panda de toda la vida preparado para lanzarte al desierto. Y la navegación es sin wifi ni GPS. Eso sí, un road Roadbook, una brújula, y un programa para medir distancias en metros. En cada etapa hay una parte cronometrada que es un rally de regularidad, esto es, cada tramo tiene velocidades medias que tienes que cumplir para ir en tiempo. Cada segundo por encima o por debajo del ideal se penaliza", explica Rubio, que lleva 6 años afincado en Málaga.

Arrancó con la etapa "0" entre Almería y el puerto de Nador, en el mar Mediterráneo, siendo el primero de los parciales de Naïma a Bouarfa. El Raid finalizó en las orillas del océano Atlántico, en la playa de Mehdia. El recorrido fue en línea, con un campamento diario diferente al anterior, al más puro estilo nómada. Con una mayoría del trazado en los desiertos del sur de Marruecos. La organización también buscó la diversidad y la alternancia de terrenos, de modo que para los equipos resultase una prueba de superación, resistencia y adaptación diaria.

Sobre la navegación, Panda Raid es un rally amateur, pero con unos Roadbooks que requieren de habilidad; llegar al final de las etapas depende de los propios equipos, no hay puntos GPS ni una línea en una pantalla que marque el camino. Esto sigue siendo de ese modo, como una gran escuela de navegación, con etapas divertidas a la par que exigentes tanto para el piloto como también para el copilo.