Eutimio Busta, la historia de un hombre polifacético: "Empezamos desde cero, no conocíamos la hostelería"
De agricultor y marinero a referente de la restauración, el conocido emprendedor colungués continúa activo a sus 88 años

Eutimio Busta, hostelero de Lastres. / J. Quince
J. Quince
Se llama Rafael, aunque todos lo conocen por su segundo nombre. Eutimio Busta Otero es mucho más que un referente de la hostelería asturiana, es una figura emblemática de Lastres, un hombre polifacético cuya historia abarca múltiples ámbitos. Nacido el 28 de junio de 1936 en Luces, Colunga, su trayectoria ha sido un verdadero viaje repleto de cambios, retos y conquistas, siempre marcado por su esfuerzo y dedicación: agricultor, marinero, emprendedor, hostelero... pero, por encima de todo, un trabajador ejemplar.
Su vida laboral comenzó en el hogar familiar, donde ayudaba en las tareas agrícolas y ganaderas hasta que decidió formarse en la Escuela de la Fundación Revillagigedo: "Hasta los veintitantos estuve en casa con mis padres y luego hice un cursillo de moldeador de fundición de metal. Saqué el número uno de la promoción y salí colocado", recuerda.
Tras completar su formación, llegó su primer empleo en la Fundición de Metales y Aluminio Luis Palacio, pero no duraría mucho, ya que los problemas de salud lo obligarían a cambiar de rumbo: "Al poco de empezar la actividad, tuve que dejarlo porque los gases del zinc con el que trabajábamos me tocaban el estómago", explica. Fue entonces cuando, buscando nuevas oportunidades, acabaría encontrando su destino en la hostelería.
Fue en 1964 cuando, con 28 años, contrajo matrimonio con Aida Rosales Cabiella, la maliaya que se convirtió en su inseparable compañera de vida. Juntos emprendieron la que sería su mayor aventura profesional: "Fue todo a raíz de una tía nuestra que era amiga de las dueñas del restaurante Miramar, cuando ellas marcharon, lo compramos", recuerda Eutimio. Así nació su primer negocio en Lastres, que gestionaron durante doce años, hasta que, en 1976, se trasladaron a la actual ubicación de lo que hoy se conoce como Casa Eutimio. Este restaurante, hoy ampliamente reconocido y consolidado, se complementa con el Hotel Eutimio, galardonado recientemente con el sello Casonas Asturianas.
"No soy nadie en la gastronomía"
A pesar de su popularidad, Eutimio mantiene la humildad que siempre lo ha caracterizado: "El restaurante no es un referente, pero sí es reconocido. Yo no soy nadie dentro de la gastronomía, pero llevamos muchos años", confiesa. Lo que sí tiene es un importante mérito. Y es que sus inicios en la hostelería parten sin conocimiento, ni formación ni experiencia en la materia, aunque con el talento culinario de su esposa en la cocina y su esfuerzo incansable: "Empezamos a trabajar desde cero, no conocíamos la hostelería, ni nada. Así que aquello fue un ejemplo de que, el que quiere, puede", remarca.
Durante años, Eutimio compaginó la atención en el restaurante con su otra gran pasión: la mar. "Mi actividad fue continua. Por las noches faenaba y por el día atendía la barra y la plancha", señala. "Iba a todo, a la angula, al ocle... Entonces eran otros tiempos. El ocle se pagaba bien y entonces todavía había angula. Había días de coger 20 kilos y los vendíamos en Ribadesella a unas 70 y 80 pesetas el kilo", rememora con nostalgia su pasado como pescador.
Mientras tanto, junto a Aida, criaban y sacaban adelante a sus siete hijos, que prácticamente crecieron entre fogones. Con el paso del tiempo, la mar quedaría atrás debido a los riesgos que implicaba. A los 55 años se jubiló de la pesca, aunque continuó al frente de Casa Eutimio hasta 2008, cuando tenía 72 años. Hoy, tiene 88 años y son sus descendientes quienes han tomado el relevo del negocio familiar que abarca el hotel, el restaurante de tradición marinera y la conservera, último de los proyectos de esta saga de emprendedores.
Papel clave en el premio "Pueblo ejemplar"
Eutimio no solo dejó huella en la hostelería del concejo, sino también en la política local. Fue concejal del Ayuntamiento de Colunga durante la primera legislatura democrática y hasta en dos ocasiones más. Además, desempeñó un papel clave en la candidatura de Lastres al galardón de Pueblo Ejemplar de Asturias, reconocimiento que obtuvo en el año 2010.
Su trayectoria ha sido distinguida con numerosos galardones en todos sus ámbitos, entre ellos, el Manín de Honor del Coro de Lastres, la Medalla de Oro de Hostelería de Asturias, el título de Mareante Mayor y la Faba de Honor en la última Semana de les Fabes de Colunga, un reconocimiento colectivo que recogió como portavoz de la peña bolística local.
Amante de los bolos desde niño, recuerda con cariño que empezó a jugar con apenas siete años, pero una operación de corazón lo obligó a dejar de practicar la que fue una de sus grandes pasiones. No obstante, siguió vinculado a este deporte como presidente de la peña Manín de Lastres desde su integración en la Federación Asturiana hasta su disolución este año, por falta de relevo generacional.
Hoy, a sus casi 89 años, continúa tan activo como siempre, yvuelvee a sus ocupaciones de antaño. Entre su tiempo en el restaurante, con su familia y vecinos, y las tareas en la huerta, nunca le falta entretenimiento: "No tengo tiempo libre. Tengo una huerta de mil metros junto a la iglesia y la bolera. Planto de todo, hasta unos aguacates que un año me llegaron a dar hasta 400. Tengo también 800 pumares en ecológico que podo y atiendo", cuenta.
La vida de Eutimio Busta es la de un hombre que supo reinventarse, trabajando con esfuerzo y sin descanso hasta convertirse en un ejemplo del emprendimiento asturiano. Su trayectoria, forjada entre la mar y la hostelería, es parte de la historia viva de Lastres. Junto a Aida Rosales construyó un legado que hoy perdura en manos de sus hijos, quienes han sabido mantener el espíritu de Casa Eutimio.
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