Adiós a Toño Martos, profesor de varias generaciones en el instituto de Infiesto

Piloña despide a un hombre "cercano, culto y familiar", catedrático de Lengua Inglesa, apasionado de las nuevas tecnologías y coleccionista de más de 2.000 ejemplares de distintos países de "Caperucita Roja"

José Antonio Martos Granda.

José Antonio Martos Granda. / R. J. Q.

Julia Quince

Infiesto (Piloña)

"Una persona muy familiar, culta y cercana". Así describen a José Antonio Martos Granda, "Toño", profesor del Instituto de Infiesto ya jubilado, que falleció el pasado lunes a los 78 años. Su pérdida ha dejado una profunda huella en la comunidad educativa y vecinal de Piloña, donde lo recuerdan como un referente profesional y humano.

Catedrático de Lengua Inglesa, impartió durante años las asignaturas de Inglés e Imagen y Sonido en el IES de Infiesto, donde también ejerció como coordinador de Nuevas Tecnologías. En el centro educativo, afirman sentirse "muy disgustados e impactados" tras conocer la noticia de su fallecimiento.

"Era un gran profesional, muy trabajador y buen compañero. Además de una excelente persona, agradable, simpático, y que tenía mucha ironía. Estamos muy afectados", señaló Covadonga Fernández, directora del centro y compañera suya durante más de dos décadas. Fernández recuerda cómo, incluso tras las clases, "pasaba tardes arreglando las aulas y poniendo a punto los ordenadores para que estuviera todo listo para la clase".

El alcalde de Piloña, Iván Allende, destacó su implicación más allá de las aulas: "Era una muy querida en el concejo, que dialogaba con todo el mundo y tenía una forma de ser donde nunca faltaba el humor. Su paso por el instituto marcó a muchas generaciones de chavales a los que dio clase", apuntó, y recordó que no solo le dio clase, sino que también colaboró con el Ayuntamiento en muchas ocasiones, "en la web del polideportivo municipal o para la gala del deporte".

Toño Martos fue un apasionado coleccionista de ediciones del cuento clásico "Caperucita Roja", del que llegó a reunir más de 2.000 ejemplares de distintos países a lo largo de más de 40 años: "No hace mucho, me mandó el cuento en latín para que se lo tradujera al castellano en una versión que localizó", rememora Fernández.

Este miércoles, Infiesto lo despidió con un emotivo funeral, al que asistieron vecinos, compañeros y antiguos alumnos que quisieron rendirle un último homenaje.

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