La Benéfica cumple 99 años reuniendo a los piloñeses en torno a la cultura
El edificio que levantó hace casi un siglo en Infiesto la Sociedad de Socorro Mutuo, y que ahora resurge gracias a una iniciativa liderada por Rodrigo Cuevas, acoge un concurrido festival de música, pintura, literatura y cabaret

La Benéfica de Piloña celebra su 99 aniversario con una jornada cargada de actividad / J. Quince
J. Quince
La Benéfica de Piloña, el emblemático edificio construido en 1926 en Infiesto por una sociedad de ayuda mutua, conmemoró este sábado sus 99 años de historia con una intensa jornada cultural. La celebración incluyó la presentación de un mural creado en comunidad, un encuentro literario, música en directo y un cabaret lleno de sorpresas, en una cita que unió a los vecinos a través del arte y la memoria compartida.
El edificio original de La Benéfica nació por iniciativa de la Sociedad del Socorro Mutuo, cuya finalidad era prestar apoyo entre vecinos en momentos de enfermedad, viudedad o dificultades económicas en una época en que el Estado no ofrecía cobertura para estas situaciones. Su éxito fue tal que sus integrantes impulsaron la construcción de una nave rectangular de 400 metros cuadrados que pronto se convirtió en teatro, salón de baile, cine dominical y punto de encuentro social.
En aquellos años albergó verbenas, comedias y conciertos de bandas, pero, con el tiempo, el uso del espacio fue cambiando: en 1946 se transformó en fábrica de dulces, y más tarde funcionó como aparcamiento, antes de acabar siendo abandonado.
Décadas después, un grupo de entusiastas liderado por el cantante asturiano Rodrigo Cuevas, que reside en el concejo, impulsó su recuperación como centro cultural y espacio de acción comunitaria. A través de una campaña de financiación popular y el apoyo de las instituciones, lograron rehabilitar el edificio y reabrirlo en mayo de 2023, devolviéndole su vocación social y artística.
Durante la jornada de ayer, en el 99 aniversario de su levantamiento, se llevó a cabo un intenso programa de actividades culturales. El día arrancó con la presentación del mural "Romemoria", una obra colectiva surgida de un taller intergeneracional guiado por el colectivo BERDE y el artista canadiense Robert Waters. Inspirado en las romerías tradicionales y su huella en la memoria comunitaria, el proyecto reunió a jóvenes del IES de Infiesto y mayores de la residencia local.
"Cuando era yo moza había que caminar kilómetros para ir a la romería que empezaba a las cuatro de la tarde, pero enseguida teníamos que recogernos e ir para casa, pero lo pasábamos bien", recordó Silvina Fresno, de 90 años, una de las asistentes a la celebración del 99 aniversario de La Benéfica.
La alegría de aquellas fiestas fue plasmada en la obra a través de diferentes texturas. Waters explicó que utilizaron la técnica de la cianotipia, un antiguo procedimiento fotográfico muy empleado por arquitectos en el siglo XIX para reproducir planos: "Usamos una base de madera con collage y el proceso de la cianotipia, una técnica bastante antigua. Lo que haces es rascar el material con un líquido y luego lo expones al sol y queda un azul brillante donde toca y donde no toca, queda blanco".
"El proceso fue un poco de locura y algo caótico pero muy interesante para conocer un poco más la historia de aquí. En Canadá no hacemos romerías", añadió entre risas. Pero, más allá del resultado final, quienes participan en el taller valoraron especialmente la experiencia compartida: "Fue muy prestoso escuchar de primera mano cómo eran las romerías de antes, cómo las vivían, cómo ligaban... Fue interesante compartir estas experiencias y ponerlas en contraste con lo que los jóvenes conocemos más ahora, que son las fiestas de prao", apuntó Yaiza Villazón, otra de las participantes del encuentro..
La programación continuó con la presentación del libro "La Asturianita", de Pilar Sánchez Vicente, con prólogo de Rodrigo Cuevas. La novela, editada por Orpheus Ediciones Clandestinas, recupera la historia de Regina García López, una artista luarquesa que perdió los brazos en un accidente y ello no le impidió pintar, escribir, tocar un instrumento, conducir un coche o disparar una escopeta.
"Yo me enteré de su historia por Luis Alberto Fernández que trabajaba en el Museu del Pueblu D´Asturies, quien me habló de ella, y luego encontré un artículo en "El País" en el que entrevistaban al hijo. Me pareció fascinante", explicó Cuevas, que emprendió junto a la autora un viaje a Valdés para recopilar documentación sobre la Asturianita de cartas, diarios y testimonios familiares.
El encuentro literario, que estuvo moderado por Arantxa Margolles, reunió a un centenar de personas que pudieron conocer interesantes detalles de la vida de esta mujer extraordinaria:"Consiguió que la infanta Isabel le firmara para que actuara con Raquel Meller y ahí empezó su carrera como artista. Consiguió que su pueblo tuviera carretera y escuela, fundó una asociación benéfica, y terminó en la cárcel con las 13 rosas, resumió Sánchez Vicente. Como guiño, se repartieron entre los asistentes unas rosquillas "asturianitas", elaboradas por la confitería Briz de Oviedo.
El vermú estuvo amenizado por el músico y productor francés Pascal Kleiman, quien, al igual que la protagonista de la novela, interpreta sus temas con los pies. Ya por la noche, la nave se transformaría en un auténtico cabaret, con un espectáculo de cuatro horas para público adulto, cargado de fantasía y actuaciones sorprendentes.
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