San Antoniu "El Nuestru" se pone al sol en Cangas de Onís

La festividad del patrón reunió a cientos de cangueses en torno a una celebración que se benefició del buen tiempo y del fervor de los lugareños

J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

Cangas de Onís

La temperatura de bochorno, con 23º de temperatura al filo del mediodía, sobre un cielo encapotado, fue el protagonista de la intensa festividad de San Antoniu, patrón de Cangas de Onís, que volvió a llenar las calles de la localidad con cientos de botijos y botijas luciendo la vestimenta regional, algunos de ellos llegados expresamente para la ocasión del otro lado del ‘charco’. Un año más, cangueses y canguesas disfrutaron por todo lo alto del santo milagrero, el cual se venera en la vieja capilla del barrio de Cangas de Arriba, al pie del bicentenario robledal de la vieja Cánicas.

 Los voladores rompían a las 9.00 horas para anunciar el “día grande”. Una hora después comenzaba la misa en la ermita, oficiada por el párroco Pablo Luis Gato Geada y a la finalización de la misma daba inicio la bajada del santo patrón en procesión. Por primera vez, un ramu ofrendado al santo fue portado desde los aledaños del viejo robledal, al pie de la ermita hasta el templo parroquial, a cargo de familiares del inolvidable Miguel de la Fuente, más conocido como “Sagües”, fallecido hace unos años, quien fuera sacristán y también enterrador. El ramu, con roscos de pan dulce contó con la presencia de hijos, nietos y bisnietos de la conocida y querida saga familiar, entre ellos Miguel Díaz Suero, de 10 meses -los cumplirá este 14 de junio-. Además, otro “Sagües”, Ton, se encargó del repique de campanas.

"Hoy día de San Antonio / alegre y esplendoroso / a toda la concurrencia / un saludo cariñoso". Así empieza la canción a San Antoniu, “el Nuestru”, que las canguesas entonaron como en otras ocasiones, al son de tambores y panderetas, desde la calle San Pelayo, con varios ramos de pan, rumbo a la iglesia parroquial, donde se celebró la misa solemne, predicada por el también párroco Diego Macías Alonso, y cantada por el Coro Mixto Peña Santa-Ramón A. Prada, bajo la dirección de Roberto Carlos Borniella Pintado, interpretando ‘Pontifical’, de Lorenzo Perosi. Entre los asistentes que abarrotaron el templo cangués estaban el presidente del PP de Asturias, Álvaro Queipo Somano –con raíces canguesas-, y el alcalde, José Manuel González Castro, ambos con el traje regional, entre otras autoridades y personalidades. 

Bajo los sones de la Banda de Gaitas de Corvera, liderada por Bras Rodrigo, también destacaba la belleza de tres jóvenes canguesas con sus bandas de reina de San Antoniu, Marina Valle Huerta, de 17 años, y damas de honor, Emma Fondón Caldevilla y Carla Bulnes Fuentes, 17 y 18 años, respectivamente, que acaban de finalizar sus estudios de Bachiller en el IES Rey Pelayo y aguardan las notas de la PAU. La procesión del santo patrón resultó llamativa y esplendorosa. Hubo ocho ramos ofrendados, de diversos tamaños, aunque el que suele llevarse la palma –en cuanto a danzarín- era el de los vecinos y vecinas de la céntrica calle San Pelayo, capitaneados por José Luis García, “Fifu”, presidente de la Sociedad de Festejos de Cangas.

Entre las numerosas anécdotas registradas cabe reseñar la protagonizada por Juan Carlos Fernández, un cangués que hace poco más de un año era sometido a un trasplante de corazón, concretamente el 20 de mayo de 2024, y este 13-J, junto a su mujer, Salomé, rodeado de un buen número de familiares y amigos, volvió a participar en la procesión de San Antoniu tras su recuperación. Además, ya en el interior de la capilla, la emoción y algunas lágrimas convertían ese lugar en indescriptible, momentos que tan solo saben vivir los “paduanos”, con su devoción a San Antoniu, “el Nuestru”. Incluso, como es tradición, dos bebés, de 2 meses cada uno, Pablo García Marzolo y Fabio González González, fueron presentados al santo.

Posteriormente, en los soportales de la ermita, llegó el instante de la subasta de panes ofrendados, a cargo de Iván Ania y su hermana, dando salida a huevos caseros y otras viandas gastronómicas que formaban parte de las ofrendas al santo patrón. La “estrella” volvió a ser un queso de la variedad Gamonéu del Valle, pieza por la que Antonio Longo Ferrero, más conocido como “el Chapi”, pagó 220 euros en la pública puya. A continuación, La quema del xigante puso punto y aparte a la sesión matutina. Muchos se quedaron a almorzar en el robledal, bajo la amplia carpa habilitada para las fiestas y con la actuación de la Agrupación Folklórica Picos de Europa.

Por la tarde, la música de “Uno+Uno”’, animó la romería vespertina, que enlazará después con la monumental verbena, amenizada por la orquesta “Solara”, de Vigo, y también con un DJ que estaba previsto prolongarse hasta altas horas de la madrugada.

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