Antonio Trevín se despide de la política tras una trayectoria de cuatro décadas

El socialista presentará hoy su renuncia como concejal del Ayuntamiento de Llanes por motivos de salud: "Sintiéndolo mucho, ya no aguanto como antes"

Por la izquierda, Toni Fidalgo, Antonio Trevín, Manolo Díaz Vega, José Luis López del Valle, Agustín Azparren, José Manuel Vaquero, Wenceslao López y Manolo Lafuente, en la reunión de la Peña «Mini» en Llanes. |

Por la izquierda, Toni Fidalgo, Antonio Trevín, Manolo Díaz Vega, José Luis López del Valle, Agustín Azparren, José Manuel Vaquero, Wenceslao López y Manolo Lafuente, en la reunión de la Peña «Mini» en Llanes. |

Llanes

Antonio Trevín presentará hoy la renuncia a su acta de concejal del Ayuntamiento de Llanes. Dice que es una "despedida definitiva", pues, a pesar de mantener el ánimo intacto, su salud no le permite ya atender las responsabilidades políticas como le gustaría. "Sintiéndolo mucho, porque me encanta la concejalía y creo que ser concejal de tu pueblo es un honor muy importante, ya no puedo aguantar como antes", reconoce. El pasado mes de enero, el llanisco anunció que padece cáncer de páncreas, enfermedad a la que está haciendo frente con el mismo espíritu de lucha del que ha hecho gala toda su trayectoria. La enfermedad no le permitirá estar hoy en el Pleno, por lo que será el portavoz del PSOE el que le su renuncia.

Como él mismo recuerda, "mi única ambición en política fue ser alcalde de Llanes". Sin embargo, "las circunstancias", o más bien su buen hacer, quisieron que haya sido prácticamente todo lo que es posible ser. Militante del PSOE desde 1982, salió elegido como concejal en Llanes un año después y como alcalde de 1987 a 1993 y de 1999 a 2003. Fue director provincial de Educación de 1985 a 1987 y presidente del Principado entre 1993 y 1995, tras la dimisión de Juan Luis Rodríguez-Vigil por el caso llamado "Petromocho", el anuncio de una inversión para una petroquímica que acabó siendo un intento de estafa.

Fue delegado del Gobierno en Asturias de 2004 a 2011 y diputado nacional de 2011 a 2017. Llegó de la mano de su amigo Alfredo Pérez Rubalcaba y se fue por su oposición a Pedro Sánchez. También fue uno de los pocos asturianos que compartieron responsabilidades en la dirección de la patronal y de un sindicato. "Llegué a donde no pensé nunca que llegaría, y tengo que dar las gracias por eso", reconoce. Por esta trayectoria recibirá la medalla de Asturias el próximo 8 de septiembre.

En estas cuatro décadas hubo momentos de luces y sombras, aunque si de algo se muestra "orgulloso" Trevín es de que "en Llanes nunca perdí unas elecciones. Es verdad que ahora no estamos gobernando, pero fuimos el partido más votado". Porque para él, el balance final de su trayectoria corresponde "a la ciudadanía". Lo que ha tratado a lo largo de los años, dice, es consolidar sus principios y forma de hacer las cosas. Una forma de trabajar que la ha permitido ganarse el respeto tanto de los suyos como de sus contrincantes. "Esa confianza hay que responderla con lealtad y honestidad al partido y, sobre todo, a la gente", afirma.

Sobre entenderse con el que piensa diferente, añade, que es "una de las grandes reivindicaciones que tenemos que hacer. No se puede discutir absolutamente por todo, eso es lo peor que le puede pasar al país".

Trevín ha logrado sacar adelante un sinfín de actuaciones a largo de su trayectoria. "En el ámbito del desarrollo político, con Felipe González y Zapatero, se lograron cosas, aunque fueran muy difíciles. Sobre todo, es importante puntualizar que se logró unir la gestión con los ideales". Sin embargo, el llanisco dice adiós a su responsabilidad política con una espinita. En Llanes, se ejecutaron obras de gran calado, como la del puerto o el saneamiento, no así la remodelación y el parque-playa del entorno de Cuevas de Mar. "Fue una obra en la que me empeñé desde 1985 y aunque salieron adelante otras de más inversión, esta no conseguimos ejecutarla y dejar una gran área marítimo-terrestre", reconoce.

Trevín seguirá siendo secretario general de la agrupación en Llanes. "Hay matrimonios que duran menos", bromea sobre una relación que supera los cuarenta años. Para él, el partido es "una compañía", pues a lo largo de estas décadas se ha encontrado con numerosos hombres y mujeres con los que ha acabado forjando una "relación especial. También es una referencia, "la gente te identifica con el PSOE". La próxima semana se sabrá quien le sustituye como concejal en Llanes.

El expresidente, anfitrión de una reunión de la Peña "Mini" en Llanes

Política, fútbol, judicatura... actualidad en definitiva. La que sus integrantes llaman Peña "Mini" celebró días atrás un encuentro en Llanes. Era una visita pendiente para compartir comida y sobremesa con uno de sus integrantes, el expresidente del Principado, exdelegado del Gobierno en Asturias y exalcalde llanisco Antonio Trevín, aquejado desde hace unos meses por una enfermedad y alejado por ello de los encuentros. Por eso, aunque las reuniones de esta peña de amigos se celebran habitualmente en el restaurante Del Arco, en Oviedo, en esta ocasión, se desarrolló en al restaurante El Mirador de Toró, sobre la playa del mismo nombre.

La peña, heredera de otra más amplia, "Los Manolos", creada hace unos 30 años, suele reunirse para comer cada dos o tres meses. Siempre surgen debates y discusiones sobre asuntos de actualidad. Hay mimbres para las polémicas, porque se reúnen peñistas de distintas ideologías políticas, de derechas y de izquierdas; y también discrepantes futbolísticos, del Oviedo, del Sporting, del Madrid, del Barça... lo que asegura las controversias, a veces bien intensas.

A la reunión llanisca acudieron, además de Trevín, el exalcalde de Oviedo Wenceslao López; dos expresidentes del Real Oviedo, Manolo Lafuente y Toni Fidalgo; el exárbitro Manolo Díaz Vega; el letrado y magistrado en excedencia Agustín Azparren; el periodista José Luis López del Valle, y el exdirector general de LA NUEVA ESPAÑA José Manuel Vaquero. No pudo asistir en esta ocasión el también exárbitro César Muñiz Fernández.

Hablaron "de lo divino y de lo humano", aunque en este caso, la enfermedad de Trevín hizo que la conversación fuera "más cariñosa que de costumbre" y no hubo "tanto debate como otras veces", según uno de los asistentes. Sí hubo tiempo, en todo caso, para el fútbol y para la política, como suele, y también para analizar la situación judicial. El anfitrión participó activamente en la tertulia, que se prolongó durante unas tres horas.

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