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Una dupla imparable: Hugo y Ángel, los gemelos llaniscos que reinan en los bolos

Los dos hermanos de Ardisana se enfrentarán el sábado en Gijón en la final del Campeonato de Asturias en categoría individual juvenil

Los hermanos Hugo y Ángel Gutiérrez Blanco

Los hermanos Hugo y Ángel Gutiérrez Blanco / J. Quince

J. Quince

Llanes

Mientras muchos jóvenes de su edad sueñan con marcar goles en un campo de fútbol, Hugo y Ángel Gutiérrez Blanco eligieron desde pequeños un rectángulo muy distinto: la bolera. Con 17 años, estos hermanos gemelos de Ardisana (Llanes) se han convertido en dos de las grandes promesas de los bolos asturianos.

Este sábado 11 de octubre, a las 18:00 horas, protagonizarán un duelo muy especial en la bolera de Reculta, en Gijón, ya que se enfrentarán entre sí en la final juvenil del Campeonato de Asturias. Un cara a cara único tras una excelente temporada en la que Ángel quedó primero de la liga con 18 puntos y Hugo segundo con 16. No es la primera vez que llegan a una final, pero sí la primera en la que lucharán por el título uno frente al otro: "Hay un pique sano", reconocen.

Una afición desde niños

Su flechazo con los bolos comenzó hace seis años, en el colegio Valdellera de Posada de Llanes, cuando tenían apenas once. Antonio González, presidente de la peña llanisca de La Venta Los Probes, fue quien les despertó la curiosidad con la cuatreada: "Fue él quien nos dijo si queríamos venir a la bolera y empezar a jugar por las tardes. Nos gustó mucho y ya empezamos a venir continuamente", recuerdan los gemelos.

Desde entonces no han parado. A día de hoy entrenan varios días a la semana y desde el año pasado juegan ya con el primer equipo de la peña llanisca. González, que los ha visto crecer tirando bolos, no duda de su talento: "Tienen cualidades y afición como muy pocos". Y es que a los hermanos les apasiona jugar y competir: "Lo mejor es ir a otras boleras, conocer a gente y pasarlo bien", cuenta Hugo. "Sobre todo esa tensión de las partidas y jugar con los grandes, donde hay nivel y es muy difícil ganar", añade Ángel.

Pero vaya si lo hacen. El pasado mes de septiembre, por ejemplo, participaron en el torneo de La Salud de Carreña de Cabrales, compitiendo junto a 40 jugadores de primera categoría. Lejos de intimidarse ante los grandes del circuito, firmaron una actuación brillante: Hugo logró quedar segundo y Ángel rozó el podio con un cuarto puesto. ¿Su secreto? No hay misterios, dicen ellos: "Solo entrenar mucho y tener algo de suerte".

Un futuro entre bolos y animales

Además de su faceta deportiva, estos jóvenes cursan estudios en el IES de Luces, en Colunga, y están muy vinculados al mundo rural. En casa ayudan con el ganado, unas 200 vacas, y han asistido a varios partos: "Les encanta , pasan muchas horas con los animales", destaca su madre, Rosalía Blanco. Por eso no sorprende que ambos tengan claro su futuro profesional: quieren ser veterinarios. Una coincidencia más en una dupla inseparable que, como ellos mismos reconocen son "muy parecidos", tanto por fuera como por dentro.

También aspiran a convertirse en monitores de bolos y transmitir su pasión a nuevas generaciones ya que, confiesan, no es fácil que los chavales apuesten por este deporte y se queden: "Hay chicos que ya vinieron a probar, pero se van desapuntando. No les acaba convenciendo", lamentan.

Por eso creen que es fundamental modernizar y dar visibilidad a los bolos, sin que pierdan su esencia, y hacen un llamamiento a las instituciones para que se impliquen más en la protección y promoción de este deporte tradicional, antes de que caiga en el olvido. Entre sus propuestas está el techado de boleras como la suya, que actualmente no permiten jugar durante todo el año por culpa del clima, y abogan por difundir las partidas a través de redes sociales y medios de comunicación, convencidos de que así podrían llegar a más gente.

Con el respeto del mundo de los bolos asturianos ya ganado y un futuro prometedor por delante, Ángel y Hugo Gutiérrez Blanco representan una nueva generación que no solo juega, sino que siente, valora y defiende su deporte. Este sábado, uno de los dos se proclamará campeón de Asturias, pero ambos ya han conquistado algo aún más importante: ser ejemplo de compromiso y pasión por una tradición que lucha por seguir viva.

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