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Una guerra sin perder detalle

Aurora Cue de la Fuente, autora de un diario sobre el Llanes de 1936 y 1937

Este verano, en la exposición que está preparando la Casa de Cultura de Llanes para conmemorar el centenario de la muerte de Baltasar Cue Fernández, los visitantes encontrarán un pequeño pero sugestivo apartado dedicado a una de las hijas del singular fotógrafo fallecido en 1918, Aurora Cue de la Fuente, quien compartió con su padre la afición a la fotografía y el talento artístico.

De esta dama los llaniscos sabíamos muy poco. Ha sido la novela "Del color del musgo húmedo", escrita por su sobrina Ana Teresa Suárez Cue y publicada por la editorial Galeón Books el año pasado, la que ha venido a arrojar luz sobre la biografía de Aurora. Gracias a ese libro, que pretende ser un relato fiel a la verdad histórica (aunque, en paralelo, se teje en él una ficción sobre redes falangistas de espionaje), se nos desvelan secretos que ayudan a conocer entresijos y hechos de la dramática vida cotidiana del Llanes de 1936 y 1937.

En la novela de Ana Teresa Suárez Cue, Aurora es Henar, buena cocinera, lectora empedernida y fotógrafa de calidad, que desde el fatídico 18 de julio de 1936 irá anotando a lápiz, en hojas de calendario, todo lo que pasa en la villa (es en esos datos recopilados a modo de diario en los que se basa, en realidad, el libro). Desde los avatares de una saga familiar, la narración aporta una visión de la topografía del horror de la guerra fratricida: da cuenta de aviones y barcos, profanaciones y destrucción de capillas y detenciones y asesinatos, si bien, al final, en medio de esa agobiante atmósfera, acaba triunfando el amor, el optimismo y la amistad.

Baltasar Cue Fernández y Aurora de la Fuente García tuvieron ocho hijos: María, Covadonga, Aurora, Ana María, María Luisa, Baltasar, Teresina y Manuel. Vivían en una casa situada en las proximidades de la plaza de Santa Ana. En el desván, entre montones de ejemplares de la revista gráfica "La Esfera", a la que estaba suscrita, Aurora venía realizando sesiones fotográficas desde mediados de los años 20: preparaba sus focos e improvisaba decorados para retratar a sus hermanas. Con una foto en sepia hecha en 1925 había ganado en Oviedo el primer premio del concurso "Retratos Femeninos". La tituló "Mañana clara", y en ella se ve a una niña (Ana María Goti) que, con el dedo índice en los labios, pide silencio a una muchacha (Teresina Cue de la Fuente) para que no se despierte un bebé que descansa en una cuna junto a ellas. La foto está tomada con una cámara Kodak, patentada en los Estados Unidos en 1902, que podremos ver expuesta en la muestra conmemorativa de Baltasar Cue.

En la Guerra Civil, Aurora manifestó una gran capacidad de observación y el temple del cronista más agudo, que recuerdan el valor testimonial de los escritos del beneficiado de la iglesia parroquial de Llanes Lorenzo Simón González durante la francesada. Desde la galería de su casa, que daba a la playa de Sablín, la hija de Baltasar Cue observaba con sus prismáticos, sin perder detalle, los movimientos que se sucedían en el campo de aviación, allá en la cuesta de Cue-Andrín. Conocía los modelos de aeroplanos y soñaba con poder volar algún día y hacer fotos desde el aire. En el diario quedó reflejado todo: la llegada del primer avión del Gobierno del Frente Popular desde Madrid, el 29 de julio, con los periódicos y la saca del correo; el inicio de las acciones de bombardeo sobre el cuartel Simancas de Gijón, las obras de acondicionamiento del aeródromo, la presencia de pilotos soviéticos, los efectos de la niebla sobre la actividad aérea? Incluso las acrobacias, tipo "looping", que se aventuraban a hacer algunos pilotos republicanos. La información de la que hacía acopio diariamente hubiera sido oro molido para el alto mando nacional.

http://higiniodelriollanes.blogspot.com.es

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