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Ramón Díaz

ORIENTALIA

Ramón Díaz

La playa desorbitada

Cuando a Gulpiyuri la conocían cuatro su entorno era un vergel. Pero un mal día de diciembre del año 2001 al Gobierno del Principado le dio por declararla "monumento natural", y fue el principio del fin. Porque el creciente interés de los visitantes -decenas primero, centenares después, miles más tarde, incontables ahora- no se acompañó con medidas para evitar su agonía. Proclamaba la disposición del Principado: "La gestión del monumento natural debe centrarse en la conservación de este elemento geológico singular". Palabrería hueca. La Administración autonómica no ha hecho absolutamente nada para conservar Gulpiyuri. Y así está la playa, desorbitada. Y con todo el suelo a su alrededor, acantilados incluidos, compactado, yermo, estéril, exánime. A Gulpiyuri la dejaron morir de éxito, pisoteada.

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