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Andrés Martínez Vega

Relatos sobre Vitela

Andrés Martínez Vega

Las fábricas de chocolate de Infiesto

El recuerdo de una industria que llegó a contar en Asturias con 300 fábricas, 17 de ellas en Infiesto

Desaparecida prácticamente hoy la industria de chocolate, que llegó a contar en Asturias con unas trescientas fábricas entre los años 1850 y la primera mitad del siglo XX, tan sólo nos queda el recuerdo de su existencia y el ejemplo de aquellos empresarios arriesgados que ponían en marcha iniciativas innovadoras de gran repercusión económica y social. Coincidían estas propuestas emprendedoras con ese gran movimiento industrializador que se difunde por la Asturias decimonónica de la mano de un empresariado foráneo; sin embargo, ellos, los industriales del chocolate, por el contrario, eran personajes autóctonos que contribuyen a aquél dinamismo industrializador al instalar sus fábricas, prioritariamente, en las villas más importantes de la región.

Infiesto fue una de esas localidades en donde la tradición fabril de chocolate adquirió una gran importancia al contar hasta mediados del siglo XX con 17 establecimientos de este tipo. La tradición ya se había gestado en la centuria anterior de la mano de José González Llamazares, establecido en la villa, en la calle Puente Nuevo con anterioridad al año 1868. Su marca, Chocolates la Europea, era la proveedora de la Casa Real; de elaboración artesana a base de molino piedra, contaba entre sus operarios con dos maestros chocolateros procedentes de Astorga, ciudad con la escuela de maestría más prestigiosa del gremio.

En 1880 se establece en la calle Covadonga, 16, Manuel Crespo Medio, titular de la fábrica Chocolates Crespo; su producción ofrecía una elaboración mecanizada y molienda eléctrica, perviviendo su actividad hasta la primera mitad del siglo XX al ser sucesores de la empresa los descendientes del titular, su hijo Luis Crespo, y luego Jesús Crespo.

En las Llamosas, a las afueras de Infiesto una nueva fábrica datada en 1891, y abierta por Manés Fernández y Zoilo Valdés Ortiz, ponía en el mercado una nueva marca, Chocolates la Paz, que además del abastecimiento local se exportaba a Madrid y a varias capitales castellanas.

Otra industria chocolatera muy pujante por el enorme ámbito de comercialización que abarcaba era la fundada por José María de la Vega Cuenya, en la plaza Mayor de la villa, con anterioridad al año 1890. Ayudado por sus hijos, José María y Elías, tienen registradas dos marcas de chocolate, El Currutaco y La Prueba, que logran difundir recurriendo al recurso publicitario insistentemente inserto en los medios de prensa de la época desde el año 1897. En el año 1904, su hijo José María de la Vega Rivas pone en el mercado otras dos marcas, Auseva y Delta. Son sucesores de esta gran empresa, que en sus orígenes producía de forma artesana, moliendo a brazo, sus sobrinos Luis y José Cardín de la Vega, que trasladan la fábrica a la calle Covadonga y que incorporan a su tradicional y heredada producción dos nuevas marcas, La Familiar y el Niño, caracterizadas por el diferente tamaño de las respectivas onzas.

Un proyecto singular en el conjunto de fabricantes de chocolate es el ofrecido por Matilde Cubiella, establecida también en la misma villa de Infiesto y publicitada su marca, Chocolates Matilde Cubiella, en los medios periodísticos regionales desde el año 1897. El caso es sorprendente, no tanto por la iniciativa de abrir una nueva fábrica, sino por la actitud empresarial de esta mujer; creo que la primera empresaria de Asturias, que tiene el valor y tesón de introducirse en un mercado de enorme competencia, regido y monopolizado por hombres.

Tal vez su nombre debería incorporarse a la historia de las mujeres emprendedoras de Asturias, como un símbolo de capacidades y destrezas, ajeno a esa mentalidad tan estereotipada de la mujer del siglo XIX, recatada, buena esposa y buena madre. Durante la primera parte del siglo XX muchas fueron las iniciativas fabriles que siguiendo la tradición se establecieron en Infiesto; pero aquí, como en tantas otras localidades asturianas, nunca apareció una figura similar a la de Matilde Cubiella.

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