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No se debe obviar el grave problema de los residuos retirados de la ribera del Sella

Las basuras acumuladas este verano de pandemia no fue cosa, exclusivamente, de cuatro incívicos que bajaron ese río

La deplorable imagen de las basuras acumuladas en varios puntos de la ribera del Sella en estas fechas del mes de agosto ha traído cola y enorme malestar, sobremanera por el incivismo de alguna gente que aprovechó para disfrutar a su manera de la actividad con más arraigo en el Oriente de Asturias: el descenso del Sella en canoa. De ahí que, este martes, 31 de agosto, coincidiendo en víspera de la llegada de la Vuelta Ciclista a España a estos lares del área de influencia de los Picos de Europa, un nutrido grupo operarios y monitores de casi todas las empresas de turismo de navegación asentadas en la zona del Sella se dedicaron a llevar a cabo una intensa jornada medioambiental, retirando desperdicios y residuos que estaban tirados por los pedregales e inmediaciones. 

Sin lugar a dudas, una encomiable actuación para tratar de combatir el pasotismo de algunos -una mínima parte de los que bajaron el mítico río- que nada pusieron de su parte en cuanto a limpieza del entorno natural y extensible a algún que otro vendedor ambulante incumpliendo la normativa vigente a pie de la ribera. Entiendo y comprendo, según desde el prisma desde donde se mire, que haya gente currante responsable que se sienta aludida por la anómala situación, pero es que, hasta hace poco, no se había registrado tal volumen de incivismo por la mítica ribera. Algo hay que hacer, guste o no. 

Como digo, me congratula que empresarios y empleados dedicasen este último día de agosto para ofrecer una imagen de compañerismo y confraternidad –dicen que la competencia siempre es buena, pero con matices- para afrontar esa recogida de basuras por la cuenca fluvial, dándose de narices al toparse con cosas que nada tienen que ver, ni de coña, con los turistas y visitantes. El Sella, por desgracia, parece convertirse con el paso de los años en algo muy distinto a los que muchos esperábamos de él: tenerlo vivo y que unos y otros –canoístas, piragüistas y pescadores- pudieran disfrutarlo en su máxima expresión. Pero, lo que pocos contaban es que, de la noche a la mañana o viceversa, fuese pasto de grupos minoritarios, incívicos, para acabar por dejarlo como un estercolero. Y eso no tiene excusa, es la pura realidad, lo que puso en máxima alerta a un gremio que vive de ese mítico río. 

Visto lo visto, la publicación del vídeo que se ha hecho viral vino a ser el “cañonazu” –utilizando el símil del cañón de Les Piragües- que despertó cierta o gran preocupación en la comarca. Las imágenes valen más que mil palabras. No se trata de culpar a fulano o mengano; que si unos venden o no sirven alcohol; que si ilegales o legales; que si tú más….. Llegó el momento de ponerse a sentar las bases para evitar esas chocantes situaciones y replantearse si es positivo o no la aglomeración existente. Ya no hace faltan comentar los residuos de los “botellones” de las grandes urbes cuando, por desgracia, los tenemos al lado de casa, aquí mismo, en el páter Sella. 

Insisto, y no me cansaré de reivindicarlo, en la necesidad de poner en marcha jornadas medioambientales más a menudo en esa cuenca, sobremanera en la temporada de verano y adscritas a las empresas y “chiringuitos” de la ribera. Hay que evitar los desmanes de estos dos últimos años, ambos marcados por la incertidumbre de la pandemia, aunque, finalmente, muchísimo mejores, en cuanto a ingresos, que otros años anteriores al Covid. No se puede escabullir el bulto, pues no hay que olvidarlo, las empresas de turismo activo generan muchos puestos de trabajo -especialmente para los jóvenes de la zona-, además de riqueza. Eso sí, no todo vale. Toca buscar soluciones, con regulación, antes de que sea demasiado tarde y todo se vaya al carajo.

Espero y deseo, el tiempo nos lo dirá, que lo de este 31 de agosto no se quede en una simple fotografía de familia para la galería como si nada hubiese ocurrido. Cierto es que sí se realiza una “pasada” al río a final de temporada, pero es poco. La realidad es la que es y no podemos virar la mirada, nadie, hacia otro lado. Deben asumirse errores y tratar de subsanarlos, que se puede. El Sella es de todos y todos debemos velar por él; es nuestra “gallina de los güevos de oro”, como el Parque Nacional, como los Picos de Europa,……No dejemos que se eche a perder la principal fuente de riqueza de la comarca del Oriente: el turismo y, en este caso, el activo y de navegación. 

¡¡Fuerza, unión y paleemos todos en una misma dirección!! 

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