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Andrés Martínez Vega

Relatos sobre Vitela

Andrés Martínez Vega

El Festival de la Avellana llega al medio siglo

Aparecía la década de los 70 del pasado siglo como una etapa prometedora para el medio rural en donde las iniciativas renovadoras pretendían reactivar aspectos característicos de su entramado económico y reafirmar, al mismo tiempo, la identidad municipal. En este contexto nacen citas festeras, los conocidos certámenes o festivales, que, en torno a un producto típico o a una vieja tradición, convocaban a jornadas de gran calibre económico revestido de animado folclore.

En este contexto nace el Certámen del Queso de Cabrales, la conocida Vaqueirada y, como no podía ser menos y pocos años después, el Festival de la Avellana de Piloña, a celebrar en la capital municipal, la villa de Infiesto. La cita de la celebración, el primer domingo de octubre, ya figura en el calendario festivo regional como algo consolidado y prestigiado, precisamente, en este año que ya cumple su cincuentenaria edición.

No sé si las expectativas de sus organizadores, un grupo de vecinos de Infiesto respaldados por la Corporación municipal que en aquellos años presidía Eusebio Lueje, habrían tenido tan largo alcance; pero lo cierto es que la avellana, su cultivo y comercialización, desde aquel año de 1971 ha logrado ser un producto puesto en valor y contribuir en buena medida a la economía municipal.

Tradicionalmente ya era la avellana un medio que contribuía eficazmente a la subsistencia de muchas de las familias piloñesas, prioritariamente de la zona de Espinaredo y valle de la Marea. Era la época de comercialización, a través de los almacenes de Luis Cardín, de Infiesto, de un fruto típico que alcanzaba por aquellas épocas mercados internacionales a través de la conocida ruta «Espinaredo- Reus- Londres»; sin embargo, el paulatino declive de su cultivo amenazaba la pervivencia de este potencial tan característico del concejo.

Buen conocedor de esta deriva fue el investigador y escritor Modesto González Cobas, verdadero ideólogo, promotor e impulsor de la celebración en torno a la avellana. Sus frecuentes visitas a la villa de Infiesto y a sus entornos rurales en donde grababa muchos de sus famosos reportajes para el conocido programa radiofónico “La Asturias popular”, le pusieron en contacto con la realidad de nuestro campesinado y le suscitó la idea de reactivar el decadente cultivo de avellana.

La difusión del proyecto avellanero a través de las ondas fue decisiva para convertir aquella primera cita del Festival en un acontecimiento singular, al que asistieron autoridades regionales y locales de numerosos municipios y un nutrido número de visitantes que abarrotaron el casco urbano de la villa y bloquearon hasta sus accesos. La representación, asimismo, de multitud de grupos folklóricos de la región con sus singulares y característicos atuendos pusieron una nota de color a una jornada en la que llamó la atención la actuación de la Banda parroquial de cornetas y tambores, la Rondalla y la Guardia juvenil de tráfico. Esta, como las anteriores, habían nacido a la sombra de la feligresía de la mano del que fuera ilustre e inolvidable párroco, don Victor Ortíz, quien fue reclamado posteriormente por algunos de los alcaldes presentes para llevar a cabo en sus propios municipios el proyecto de los jóvenes guardias.

Los cosecheros vieron en aquella jornada el espléndido marco para reactivar las explotaciones y conseguir una producción de toneladas, que actualmente comercializan en este día festivo.

La variedad «Espinaredo», la «Casina», «Negreta» o «Amandi» y «Quirós», consideradas como las mejores del mundo, son una muestra del gran potencial económico que se recuperó en el municipio piloñés.

El paso del tiempo, como decía Juan de Lillo en la novena edición del Festival, ha dejado atrás, como ha dejado otras tantas cosas entrañables, aquel primitivo valor doméstico y alimenticio de la avellana, para convertirla en materia fundamental de confitería, perfumes, cosméticos, aceites y jabones. El certamen de este año, meticulosamente programado por la actual Corporación municipal dado que ya cumple su cincuenta aniversario, también trata de impulsar e incrementar, si cabe, esta riqueza que ya forma parte de la identidad del concejo, al ser considerado y conocido Piloña como el concejo avellanero de Asturias.

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