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Alfredo García Álvarez, un impulso para que sea hijo adoptivo de Cangas de Onís

El ex alcalde, natural de Laviana, es merecedor de esa distinción

Alfredo entrega el bastón de mando a González Castro, en junio de 2011

Me importa un carajo que me hablen de “peloteo”. Vaya por delante ese pequeño exabrupto –quienes así lo entiendan- por volver a insistir en lo que considero una injusticia con quien ha sido uno de los personajes más importantes de la reciente historia de Cangas de Onís. Sí, guste o no, me refiero a Alfredo García Álvarez, regidor de este concejo del Oriente de Asturias a lo largo de cuatro legislaturas y que marcó el devenir de la “nueva” Cánicas, con algunos de sus más importantes logros y aciertos, aunque también hubo, todo hay que decirlo, algunas sombras.     

Alfredo “el Alcalde”, aunque lavianés de nacimiento, supo ganarse el afecto, primero de sus alumnos y alumnas como profesor en el Instituto Rey Pelayo, y después como regidor de uno de los históricos municipios del área de influencia de los Picos de Europa, la confianza de sus convecinos, siempre bajo las siglas del PSOE, desde que en el año 1991 arrebatase el sillón de la Alcaldía a la popular María del Pilar Díaz Junco, ésta la primera alcaldesa canguesa tras asumir el cargo a raíz del fallecimiento de otro carismático alcalde, igualmente conservador, Juan Antonio Vega Díaz, “Toño”. 

 García, jubilado desde hace unos años, tras superar un achaque que le trajo en vilo, disfruta al máximo de su familia, amigos y no perdona su matinal ruta a pie como cualquier otro senderista. Dicho esto, insisto, guste o no, considero que el Ayuntamientos debería hacer los trámites oportunos para nombrarle hijo adoptivo. Sólo destacaré algunos de sus aciertos: variante de circunvalación, estación de autobuses, macro-aparcamiento de El Lleráu, Aula del Reino de Asturias, centro de visitantes “Casa Riera”, peatonalización de las calles Mercado y San Pelayo,…. 

Firme defensor de la capitalidad histórica de Cangas de Onís, Alfredo también apostó por la implantación del Plan de Transporte en servicio público a los Lagos de Covadonga, con los consiguientes estacionamientos disuasorios entre la ciudad y el real sitio de Covadonga, siempre de la mano del Ejecutivo regional que presidió en su momento el socialista Vicente Álvarez Areces. Dicho esto, creo que García Álvarez acumula méritos más que suficientes para esa distinción de hijo adoptivo. Y lo dice alguien que nunca ha votado a esa persona, ni tampoco a Toño Vega o, por ejemplo, tampoco a José Manuel González Castro, actual alcalde cangués. ¿No me creen? Que cada palo aguante su vela. 

Otro alcalde, Constantino González (Cabielles, 1873) fue nombrado en su día hijo predilecto de Cangas de Onís por su gran labor benefactora. Don Constante, como le conocían sus convecinos, donó al Ayuntamiento los terrenos del campo Santa Cruz para la construcción de un Grupo Escolar allá por 1928. Además, resultó elegido primer alcalde de la Segunda República, el 15 de abril de 1.931, manteniéndose en el cargo hasta el año 1936, en el que le sustituyó Manuel Torres García. Falleció el 21 de noviembre de 1956, cuando contaba 83 años, en Cangas de Onís. 

 Alfredo García supo inmiscuirse de lleno en todos los avatares cangueses. Lo mismo le veías jugar al tenis en la pista de aglomerado del Instituto de Cangas de Onís que echar la cotidiana partida de cartas, en compañía de sus amigos de toda la vida. Entre sus grandes aficiones también sobresale la pesca del salmón, sobremanera en la cuenca del Sella. Tampoco debe olvidarse la cita habitual del Antroxu, cuando suele disfrazarse; o las salidas a la montaña para estirar las piernas. Vamos, un “botijo” en toda la regla. 

 No insistiré más, pues, todo queda escrito y la hemeroteca siempre nos refresca la testa, insisto, guste o no. Ahora, la pelota sigue en el tejado del equipo de Gobierno municipal que lidera el popular José Manuel González Castro, “Pepin el Alcalde”. Me consta que ambos se tienen estima, aunque lo cortés no quita lo valiente. Sería todo un detallazo mover ficha e iniciar el consiguiente expediente bajo el título: Alfredo Garcia, hijo adoptivo de Cangas de Onís. Es mi opinión, tan respetable como la que aquellos -los habrá, seguro- que no ven lógico ese reconcomiendo al más alto nivel.

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