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Onís, sin punto final

El latido de un concejo en el corazón de los Picos de Europa

Antes del confinamiento, cuando casi nada era importante pero todo sudaba urgencia, escribía sobre la relevancia de la “España Vaciada” en las campañas electorales y la irónica intranscendencia que tenía en cuanto pasaba la jornada de reflexión. Hoy, que nos estamos perdiendo en una vida que parecen tres, podríamos dejar aquí constancia de algunos de los últimos ejemplos vividos, pero eso sería hacer leña del árbol caído. Así que vamos mejor a realzar lo que nos puede dar impulso a los pobladores de estos valles casi despoblados. Vamos a contar que en Onís hace escasas fechas se llevó a cabo el curso de Informador y Guía de Ecoturismo, el primero de una serie de cursos ofertados desde el Plan de Sostenibilidad Turística de Onís “Ecoturismo en los Picos de Europa”, al que personas de reconocido prestigio en el mundo del Turismo y la Ecología acudieron a compartir sus conocimientos. Se creó durante una semana convulsa un foro de conocimiento y debate donde quedaron claros varios aspectos respecto a lo que somos y, sobre todo, pintadas sobre las esperanzas de los que por allí pasamos pinceladas de lo que queremos ser.

Onís puede convertirse en un faro de sostenibilidad turística, pero para ello es importante que todos los vecinos seamos conscientes de la importancia que tenemos y de lo que ello puede suponer para nuestro pequeño concejo. Es importante que ganaderos, queseros y empresarios del sector turístico unan fuerzas en torno a la Administración local, que entendamos que no somos seres individuales y contrapuestos, sino pueblo que se retroalimenta. Que le enseñemos a nuestros críos, que viven en un lugar lleno de recursos, al que podrán volver cuando quieran o, es más, del que podrán no irse nunca del todo.

Que como sociedad entendamos la transcendencia que tiene el turismo, porque como comentaba el director de Natura Cantabria, Jorge Garzón, “el turismo es una industria y como tal ha de ser tratada, garantizando que sus trabajadores y los que viven alrededor de ella, se beneficien de una forma socioeconómica, si no, no tiene sentido”. Y para ello, uno de los primeros pasos que deberíamos dar, es dejar de denostar el trabajo de nuestras camareras, cocineras, limpiadoras de habitaciones y demás profesionales de la hostelería. Y después de dar ese paso de gigante, comenzar a trabajar en la promoción de un lugar extraordinariamente rico: donde se hace uno de los quesos con más prestigio del mundo, en el que poseemos un esqueleto completo de un rinoceronte de hace cuarenta y cinco mil años, donde con menos de 900 vecinos conseguimos llevar a cabo decenas de romerías que ensalzan nuestro folclore, donde se impulsan memoriales de poesía y semanas musicales, donde el paisanaje es tan importante como el paisaje.

Onís es el corazón de los Picos de Europa y deberían nuestros latidos ilusionar al resto de la comarca.

Parece que desde la Oficina de Ecoturismo, la Fundación del Quebrantahuesos y el Ayuntamiento, se están dando pasos para conseguirlo y lograr que nuestro concejo sea un lugar donde no solo merezca la pena venir a dormir, sino donde vivir sea el fin: quince días, un mes o la vida entera.

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