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J. M. Carbajal

Un Sella que valió por tres

La Fiesta de las Piraguas está más viva que nunca

 Para nada voy a restarle un ápice a la victoria de los bicampeones del Mundo y subcampeones continentales de maratón, Quentin Urban y Jeremy Candy, en este Sella que ha valido por tres tras las dos anteriores ediciones que hubieron de ser suspendidas por la Covid-19. Los galos, segundos en la anterior edición (2019), venían a ganarlo y demostraron el por qué son de lo mejorcito a nivel internacional. Sin duda, justos merecedores de hacerse con la victoria en este 84º Descenso Internacional del Sella.

        Sin embargo, insisto, sin quitarle un ápice al fenomenal triunfo de los galos, me quito el sombrero ante esos “monstruos” de la pala y la piragua como son Walter Bouzán Sánchez y Álvaro Fernández Fiuza, 44 y 40 años, respectivamente, quienes, después de un lustro sin montarse en barco de equipo sellero, volvieron a formar K-2 para disfrutar -ellos- y deleitar a todos sus seguidores e incondicionales. Lo dieron todo, demostrando su potencial y poderío, quedándose cerca de conquistar el que hubiera sido su noveno Sella. 

        Poco más se puede decir o añadir sobre ese dúo de campeones, uno riosellano y el otro pontevedrés afincado en Asturias, quienes han hecho historia y escrito páginas en letras de oro para el piragüismo de este país, un deporte mal llamado minoritario, pero que cosecha medallas por doquier –la más reciente el Halifax, el K-4 500 metros de Saúl, Arévalo, Cooper y Germade-, oro, en el Mundial de sprint. Y hace una semana se obtuvieron un ramillete de preseas en el Europeo de maratón.

        Desconozco si a estas alturas Walter y Fiu volverán a intentar ganar otro Sella. Nadie puede poner en duda que han sido una de las mejores parejas de la historia del piragüismo español, no sólo del Sella, además de grandes personas –paisanos, auténticos-, que lograron ganarse la simpatía de miles de aficionados al deporte. Han estado siempre ahí, dando la batalla hasta el último suspiro y por eso se merecen todo respeto. Detrás hay mucho sacrificio, trabajo y disciplina.

        Dicho esto, no podía dejar en el olvido a esas dos parejas que, igualmente, pelearon hasta el final en este grandísimo Sella, la K-2 del incombustible Julio Martínez Gómez -once veces vencedor de la prueba en barcos de equipo- y el parragués Emilio Llamedo Iglesias; y la del riosellano Miguel Llorens López y el cangués Alberto Plaza Sagredo. Unos, con los colores de Los Rápidos-Jaire Aventura; y los otros con la elástica de La Cultural de Ribadesella. 

        Repito, un gran Sella, como no podía ser de otra manera; un Sella que valió por tres; un Sella inolvidable; un Sella que puso fin a la hegemonía de la pareja Bouzán y Fiuza; un Sella muy vivo y que, en 2023, nos deleitará con otra enorme carrera, embellecida por esas imágenes que ofrece el Paraíso Natural; un Sella que sigue congregando a decenas de miles de espectadores a lo largo de la ribera; un Sella que se transmite de generación a generación. 

¡¡Vivan Les Piragües!! 

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