Alas de dos guerras

En 1936 y 1937 cumplieron servicio en Llanes pilotos que luego combatirían en la II Guerra Mundial

Higinio del Río

Higinio del Río

Desde el inicio de la Guerra Civil, el aeródromo de La Cuesta de Andrín-Cue tuvo una intensa actividad militar. Bajo el control sucesivo del Frente Popular y del mando nacional, pasaron por la base pilotos que habrían de combatir después en la Segunda Guerra Mundial.

En una nómina fechada en Gijón en 1936 constan los nombres de aviadores rusos que estaban en Llanes: Andrushin, Nezamutinov, Kirushein, Kurigin, Pavlovitch y Toranchenko. Todos o alguno de ellos defenderían a su patria, probablemente, en el enfrentamiento posterior con Alemania. Otro tanto se podría decir de Mijailov, que a los mandos de un "Mosca", y ante el avance de las tropas de Franco, tuvo que abandonar el campo santanderino de La Albericia a finales de agosto de 1937 para incorporarse a la aviación republicana de la base llanisca.

José María Bravo Fernández-Hermosa, voluntario madrileño que se había formado como piloto en la Unión Soviética, tomó parte en acciones llevadas a cabo desde La Cuesta antes de convertirse en un as de la aviación republicana. Tras la campaña de Cataluña estuvo internado en campos de concentración franceses y en Rusia se sumó al Ejército Rojo. Durante la campaña del Cáucaso fue jefe de escuadrilla y en 1943 pilotaría uno de los aviones que escoltaron a Stalin para asistir a la histórica reunión con Roosevelt y Churchill en Teherán.

Si reparamos en las operaciones desarrolladas por la Legión Cóndor en el aeródromo llanisco desde el 5 de septiembre de 1937 hasta finales del mes siguiente, encontraremos igualmente pilotos que participaron en la Segunda Guerra Mundial.

Adolf Galland, teniente primero del grupo de caza Jagdgruppe 88, fue el más conocido. Cumplió servicio en España pilotando un He-51 y en la Segunda Guerra Mundial cobró la aureola de as indiscutible de la aviación (104 victorias). Participó en la invasión de Polonia, en Francia y en la batalla de Inglaterra. A los treinta años ya era general.

Walter Adolph, teniente, salió ileso de un accidentado aterrizaje en La Cuesta, el día de su llegada. Intervendría en las campañas de Francia e Inglaterra. Murió en Bélgica, en septiembre de 1941, derribado mientras daba escolta a un petrolero.

Wilhelm Balthasar tomaría parte en acciones en Países Bajos, Francia e Inglaterra a bordo de un Messerchmidt. Fue derribado y muerto sobre territorio francés en 1941.

Heinrich Brücker protagonizaría más de cien acciones en el Mediterráneo.

Harro Harder, que había sido en Llanes capitán y jefe de escuadrilla, tomó parte en la invasión de Polonia y en la batalla de Inglaterra. Fue abatido y muerto por un Spitfire en 1940.

Eduard ("Edu") Neumann combatiría en Inglaterra, Yugoslavia, Libia e Italia.

Heinrich Neumann, médico y piloto, participaría en la guerra mundial como paracaidista voluntario.

Walter Otte, al que cita Galland en sus memorias, luchó en Países Bajos y Francia y moriría en combate en 1943.

Reinhard Seiler combatió en Francia, Países Bajos, Inglaterra y Rusia.

Erich Woitke intervino en las batallas de Francia, Inglaterra, Rusia y norte de África. Fue derribado y muerto por la aviación inglesa en 1944 en las proximidades de Aachen.

Wolfram von Richthofen, teniente coronel, era el jefe del Estado Mayor de la Cóndor en 1937 y presidió en Llanes una importante reunión. En la Segunda Guerra Mundial intervendría en Polonia, los Balcanes, Francia y Rusia, y ostentaría el mando del VIII Cuerpo Aéreo.