A propósito de la Constitución

Este viernes 6 de diciembre hemos celebrado, como cada año, el día de la Constitución Española, que es la norma fundamental que ha de regir nuestra convivencia y consagra una serie de principios jurídicos que también son morales y éticos. Son los valores de nuestra sociedad.

En esencia, todo deriva y se orienta a las reglas jurídicas básicas que como resumen se expresaban en el Digesto: vivir honradamente, no hacer daño a otro, dar a cada uno lo suyo.

Precisamente en ese día tan señalado para los españoles, que es como decir para los asturianos, pues ya se sabe que el resto es tierra conquistada, he visto con tristeza cómo, una vez más, hay personas que se esconden en las instituciones democráticas para atacar esos valores. Todos hemos sido testigos en los últimos tiempos de grandes tragedias y riesgos para nuestra democracia, que sobradamente han sido comentadas y que todavía tienen efectos en el gobierno de la nación. En esos grandes desacuerdos y afrentas la inmensa mayoría no tenemos dificultad en apreciar que no es constitucional, porque no es justo, que unos ciudadanos a quienes el resto no hemos votado ni autorizado pretendan tomar decisiones por todos, o que logren ventajas por estar en un territorio a costa de una peor situación del resto de sus compatriotas sin otra razón que el oportunismo político. Pero a estas grandes olas no se llega de repente. Antes de la ola viene el viento, y a veces éste empieza como suave brisa, nos pasa desapercibido.

Este es un fenómeno creciente y, aunque nos pese, frecuente, en algunos partidos políticos, que parecen convertidos en esa brisa engañosa que desemboca en galerna y desastre si uno no se cobija en cuanto la advierte. Esa apreciación me hizo concurrir a las elecciones municipales sin bandera, sin partido, con una agrupación independiente integrada por personas con ideas distintas y un objetivo común: hacer que las cosas cambien a mejor, honradamente, sin hacer daño a otros y dando a cada uno lo suyo.

Personalmente, el precio para mí está siendo altísimo. En poco más de un año de legislatura el PSOE de Ribadedeva ha interpuesto una querella contra mí, ha inducido a los muy avisados concejales del PP a presentar contra mí otras tres y no ha cesado de pulsar el botón del boicot en las personas que ellos mismos habían contratado desde el Ayuntamiento y que han mostrado tanta ética como mérito y capacidad para ser contratados. Les pondré un ejemplo: llega una demanda contenciosa contra el Ayuntamiento de Ribadedeva, interpuesta por un concejal del PSOE. Resulta que el abogado es del mismo despacho jurídico que defiende al Ayuntamiento –contratado por el PSOE cuando estaba en la alcaldía de Ribadedeva–. Naturalmente, no puedo admitir que defienda al Ayuntamiento el mismo despacho que le demanda en el mismo asunto, por lo que con la extrema urgencia que dan los plazos procesales, hago un contrato menor de otro letrado. El PSOE de Ribadedeva hace aparecer un informe negativo y los comparsas del PP me ponen otra querella. Eso sí, no han reparado en la oscura situación en que se encuentra el Ayuntamiento, defendido y demandado por los mismos, con un contrato que no aparece pero se paga todos los meses.

Como es sabido, el Juzgado ha archivado las querellas que un concejal del PSOE de Ribadedeva y sus comparsas del PP interpusieron contra mi persona, a fin de echarme del gobierno local. Sí; este era el objetivo, porque se me llegó a ofrecer quitar las querellas si dimitía y me quedaba "tranquilín en casa". Pero es que no he cometido ningún delito, y así se ha reconocido por quien tiene que hacerlo, que es el juez, y espero que también por mis vecinos.

Con la tranquilidad que da saberse inocente, el día de la Constitución he asistido a otro triste episodio de la escalada de infamia política en la oposición de Ribadedeva. He leído que el PSOE de Ribadedeva afirma estar muy tranquilo porque su intención no era meterme en la cárcel, y que ha sido cosa del juez, que fue quien, a motu proprio, apreció en mí una conducta delictiva. Sería sorprendente que un hecho tan excepcional no hubiera trascendido hasta ahora, y que además terminara en archivo. He de decir que a mí personalmente me sorprende que el medio no haya contrastado esa sobresaliente información con olor a excusa de mal pagador. Y he de decir que de nuevo estoy tranquilo, porque tengo las pruebas de esta mentira.

Al PSOE de Ribadedeva le regalo una reflexión de Tom Wolf: Con una mentira es posible que engañes a alguien; pero cualquier mentira te dice a ti mismo una gran verdad indiscutible: eres débil. Al PP de Ribadedeva no le digo nada, porque lo suyo es la comparsa.

Suscríbete para seguir leyendo