Opinión

Ver para creer

Si hasta un apóstol dudó, ¿cómo no van a hacerlo también los probos ciudadanos o sus legítimos representantes en lo local, los alcaldes y concejales? Hay dudas, muchas, sobre la aseveración de que el estado de las pilastras del puente de Ribadesella sea tan malo como para exigir obras de manera urgente, inaplazable. Más aún después de un cuarto de siglo de promesas incumplidas, sin que a ningún político ajeno al concejo pareciera preocuparle cuestión de tal calado. La duda alcanza hasta a algún ingeniero conocedor del asunto. De esa duda, hija de la desconfianza y la experiencia, surge la petición del alcalde local, Paulo García, de ver –para creer– el supuesto informe que confirmaría la condición deficiente de los dichosos pilares. El recelo aumenta, si cabe, con el hecho de que no se atienda la demanda del regidor, puesto que si ese estudio existe y valida que las columnas además de deslucidas están dañadas, no hay razón que se adivine para ocultarlo. "El ingenuo se lo cree todo / el prudente sabe dónde pisa" (Proverbios, 14-15).

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