Opinión

¿Campanu mayucu en el Sella?

Hay quienes intentan desde hace tiempo demonizar al ribereño por la merma y escasez de salmones en los ríos asturianos

"No hay peces". Así lo resumen, con esas escuetas palabras, lo que viene aconteciendo en la cuenca del Sella desde que se izase el telón a la temporada de pesca tradicional del salmón en aguas continentales asturianas. Pero, la esperanza se centra en los ejemplares que habitualmente suelen entrar a primeros de mayo, "los mayucos" como suelen denominarles los experimentados pescadores. Además, para nada se pone objeción al actual nivel y estado de las aguas que presenta desde hace días el mítico río del oriente. 

Desde hace mucho tiempo que se viene culpabilizando al ribereño de toda la vida de la situación que padecen los ríos salmoneros en la comunidad autónoma asturiana; da la sensación que solo se mira hacia las riberas de nuestra querida Asturias para tratar de "criminalizar" a los hombres, así como mujeres, que gustan de practicar esa actividad tradicional en aguas del Principado, y suena el runrún, cada vez con más fuerza, de lo que podría a llegar a ser una veda generalizada para la pesca tradicional. Nunca antes se habían atrevido a tanto, pero, como bien dice el refrán, "cuando el río suena, agua lleva".

Es posible que no sea el mejor momento para la pesca del salmón, pues, ahí están las paupérrimas estadísticas de las últimas temporadas. Y los "roscos" de capturas (0), de lo que llevamos de campaña en este 2025, en lo referente al Sella- Ahora bien, todo hay que decirlo. Empezando por la merma de los días hábiles; más jornadas de descanso; menos zonas libres, etc.. Cierto es que las normativas están para cumplirlas, pero vayamos un poco más al quid de la cuestión y expliquen por qué cada vez se hacen menos campañas de repoblación de salmónidos por parte de la Administración competente en esa materia. Y me centro en la cuenca del Sella-Cares.

Se "sataniza" al pescador de toda la vida como único responsable de lo que viene aconteciendo en el río, pero se desvía la atención cuando alguien incide en la situación de lo que pasa en los mares del Norte, en alta mar, con las dichosas pesquerías y sus archipopulares artes de pesca. Tan solo queremos ver los números de lo que se captura en nuestras riberas asturianas, aunque se deban omitir las grandes cifras de los barcos pesqueros. Aquí, el problema parece que es el pescador de caña y su cupo de salmones/temporada. Como si capturar un salmón o dos al año fuese algo habitual en la actualidad. Y eso que hay más de 4.000 licencias de pescadores de caña.

Nada sería de extrañar que en cualquier momento acaben por vedar los ríos asturianos a la pesca tradicional. Así, punto y final a otra actividad tradicional que parece incomodar a ciertos sectores -como la caza, sir ir más lejos- Desde siempre la pesca fluvial era y seguirá siendo, si nadie lo impide, una de las tradiciones más sociales que hay en esta comunidad autónoma, con igualdad de oportunidades, con pescadores muy buenos y otros no tanto. Y los muy buenos no son matarifes, ni mucho menos, son personas a los que les gusta practicar esa ancestral actividad deportiva, dominando todas sus artes.

Preocupa, por el contrario, el devenir de algunas zonas de pesca "sin muerte" en la cuenca del Sella, como coto de pesca sin muerte (captura y suelta), denominado "Cangas de Onís", abarcando desde el puente de El Cortijo hasta la confluencia con el Sella. Alrededor de un kilómetro de longitud en pleno casco urbano de la vieja capital del Reino de Asturias. Eso sí, petado de garzas, gaviotas, gallinetas, cormoranes, nutrias, patos silvestres... algunas de las especies que se pueden contemplar, regularmente, en el "observatorio ornitológico" del río Güeña a su paso por la ciudad canguesa. 

No hace mucho estaba considerado como una de las zonas trucheras por excelencia del río Güeña, pero actualmente apenas cuenta con escasos peces. La temporada hábil de pesca en ese coto truchero "Cangas de Onís", en la especialidad sin captura y suelta, se desarrolla desde mediados de mayo a mediados de, en aguas catalogadas como salmoneras. Cierto es que, a tenor de lo acontecido en las últimas temporadas, que son muy pocos los deportistas eligen ese coto truchero y acuden al mismo para practicar la pesca "sin muerte".

Hacen falta soluciones, por supuesto, pero hay que ir al fondo del asunto. Empezando por los cupos y las pesquerías industriales en los mares del Norte, siguiendo con la limpieza y protección de las riberas, incrementando la vigilancia, haciendo más y mejores campañas de repoblación de salmónidos….y ejecutando controles poblacionales sobre los depredadores –especies invasoras- que esquilman el hábitat piscícola. Hay muchas cosas que hacer por delante sin tratar de demonizar al ribereño de toda la vida. 

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