«Quedé bocas cuando me enteré del concierto». Daniel Castaño, ovetense de 19 años, calienta motores antes del que se supone concierto estrella de San Mateo, el de «The Prodigy». Lleva una camiseta que le delata -«I love tecno»-, que se compró hace nada en el Festival -también tecno- del desierto de Monegros, en Huesca. Junto a él, en el césped de la entrada a las pistas deportivas de San Lázaro, apura un calimocho su amigo luanquín César Antuña, de 20 años, «una hora to "The Prodigy" experience», acierta a decir, lo que viene significando que falta una hora para el concierto.

Daniel y César han llegado al concierto de los primeros, «para ir entrando en materia tranquilamente». Junto a ellos, un cordón policial sin mucho trabajo que hacer, por el momento, y una cadena de personal de la organización, con poco apuro, también. En el interior de las pistas deportivas de San Lázaro se agrupa ya un centenar de personas, que guardan la primera fila.

Lucía Álvarez, también de Oviedo, camina sola hacia el concierto. Ha quedado en la puerta con un grupo de amigos. «Pregunté si merece la pena venir a ver a "The Prodigy" si sólo los conoces de diez canciones máximo, aunque con la coletilla de que son míticos y darán juego», explica. «Y me dijeron que sí, que merece la pena. Espero que les dé por las bandas sonoras originales, algún single y las míticas... Si no, luego nos iremos todos de fiesta y no pasa nada», comenta.

Una furgoneta de una conocida marca de alquiler de vehículos descarga a pie de pista de San Lázaro a un grupete de chavales con camisetas «The Prodigy» y otra diferente, que destaca entre las demás, con la bandera de Inglaterra. «No, no, somos de León». Nacho López, Camilo Rivas, Pedro González, Alberto Medina y David Aragonés han alquilado una furgoneta para venir al concierto de «The Prodigy». A unos les gusta la banda más que a otros. «Los vi en Monegros y no me gustaron demasiado, pero viene toda esta peña y aquí estoy, de fiesta», comenta Aragonés, el que lleva la camiseta con la bandera inglesa, al parecer «para dar el cante».

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