Idoya RONZÓN

Fue una venganza. Ni huía «presa del pánico» ni intentaba escapar de nada ni de nadie. Una sencilla venganza. El titular del Juzgado de lo penal número dos de Oviedo, Francisco Javier Rodríguez Santocildes, ha concluido que el atropello múltiple de la calle Mon, ocurrido el 9 de noviembre de 2002, con más de una treintena de heridos, fue un simple y llano «desquite» del acusado, Nino José Rodríguez Novoa, por una agresión que había sufrido instantes antes, aunque ésta no fue, ni mucho menos, tan brutal como el joven venezolano pretendió hacer ver durante el juicio. En una extensa sentencia, de 129 folios y alabada ayer hasta la saciedad por las acusaciones particulares por «su técnica y minuciosidad», Rodríguez Santocildes se refiere a la «desatada agresividad» de Novoa, que escuchó el fallo de viva voz del juez, esposado y custodiado por dos policías.

El juez condena a Rodríguez Novoa a un total 39 años de cárcel, y al pago de una multa de 3.960 euros, como autor de 17 delitos y 14 faltas de lesiones y un delito más de conducción temeraria. No obstante, según el Código Penal, no podrá pasar en prisión más de siete años y medio, en base a los límites de cumplimiento establecidos por la ley (para evitar cadenas perpetuas, prohibidas en España, y garantizar la función reinsertora de las penas), que se calculan hallando el triple de la condena más alta que se haya impuesto al acusado -en este caso, dos años y medio por cada uno de los cinco heridos de más gravedad-. Además, el magistrado le prohíbe conducir durante ocho años, en los que ya se incluyen los más de cuatro que el joven lleva sin carné (el juez se lo retiró una vez detenido, casi inmediatamente después de los atropellos).

En cuanto a las indemnizaciones a los heridos, la sentencia sólo fija la que percibirá uno de ellos, Carlos José Álvarez Blanco, que sumando los intereses superará los 40.000 euros, ya que las demás víctimas se conformaron con las sumas ofrecidas por la empresa aseguradora. Ésta, Axa, se vio obligaba a pagar durante el proceso más de 484.000 euros al resto de heridos, cubriendo así las espaldas a Nino José Rodríguez Novoa.

Falso testimonio

La sentencia no deja cabo suelto. En el fallo el juez ordena, además, que se envíen al Juzgado decano las grabaciones del juicio (para que éste las remita, a su vez, al Juzgado de instrucción que corresponda) donde consten las declaraciones de tres de los testigos, Arantza Cabal, María del Rosario García y Pedro Luis Fanjul, que iban en el coche con Novoa la noche de los atropellos, para que se abra una investigación contra ellos por un supuesto delito de falso testimonio. Según Rodríguez Santocildes, los tres mintieron para intentar beneficiar al acusado.

La sentencia se hizo pública en una vista a la que acudieron heridos, familiares de éstos y un hervidero de medios de comunicación, además del propio acusado. Una de las víctimas, Cristina Fernández Suárez, que durante el juicio ofreció uno de los testimonios más desgarradores y que como secuela del accidente no puede levantar el brazo izquierdo, no pudo evitar echarse a llorar tras oír el fallo. La propia fiscal del caso, Adoración Peñín, la abrazó, consolándola, cuando ella se acercó a darle las gracias.