En el salón de actos de Bellas Artes de Oviedo, la cupletista Olga María Ramos repasó la obra del asturiano Juan Martínez Abades, y dictará hoy, en el Club de Prensa, una conferencia cantada. Cantada, sí, como las misas solemnes. Yo pensaba que a una «conferencia cantada» la llamábamos canción, concierto o recital, como el de Paco Ibáñez en el Olimpia de París, con poemas de Alberti, de Brassens... Quizás Olga, en su «conferencia», cuente que hay mujeres enamoradas de hombres morenos que las tienen locas, y que son tan dulces sus palabras que cuando las miman salen de su boca que, aunque saben que las quieren, fingen que de celos mueren sólo por oírles repetir así: «Mimosa, mimosa, no me seas zalamera ni engañosa, ¿de qué estás celosa? Mimosa, mimosa». Mi aplauso. O se entrega por escrito o no existe mejor forma para dar una conferencia que cantarla.