Elena FERNáNDEZ-PELLO

Es de suponer que cuando el miércoles reciba una de las más importantes distinciones que concede el Ayuntamiento, su reconocimiento como hija predilecta de Oviedo, volverán a la cabeza de la Princesa de Asturias imágenes de su infancia y su adolescencia, un paraíso perdido que, en su recuerdo, siempre estará ligado a su ciudad. Letizia Ortiz regresa a Oviedo convertida en esposa del heredero de la Corona y madre de dos niñas que continuarán la dinastía borbónica, algo inimaginable para la jovencita que con 15 años dejó su ciudad natal y se vio obligada, siguiendo a sus padres, a emprender una nueva vida en Madrid.

La entrega del título de hija predilecta de Oviedo a la Princesa de Asturias se llevará a cabo en el transcurso de un acto institucional que se celebrará en el salón de plenos del Ayuntamiento, el miércoles a las ocho de la tarde. Será la primera cita en la apretada agenda de don Felipe y doña Letizia durante su visita para presidir la ceremonia de entrega de los premios «Príncipe de Asturias».

Su colegio

Tras el traslado a Madrid de la familia Ortiz Rocasolano, el rastro de Letizia en la ciudad se fue diluyendo, pero el anuncio de su compromiso con don Felipe de Borbón lo reavivó inmediatamente, en especial en el que fue su colegio, el centro público la Gesta, que cuando ella se matriculó, en el año 1980, se llamaba Colegio Nacional de Prácticas Femenino Gesta Uno y era sólo para niñas.

Allí, los profesores que la conocieron hablan de ella como una niña de ojos grandes y expresivos, de carácter «inquieto y sonriente», «muy respetuosa, brillante, muy extrovertida y activa», que «no se dejaba apabullar por nadie» y que ganaba todos los discursos de disfraces -si no lo hacía ella, cuentan, lo hacía una de sus hermanas.

Su vida escolar, sin embargo, no comenzó en la Gesta, Letizia estudió los primeros cursos de la EGB (Educación General Básica) en el Colegio de San Pedro de los Arcos. Pero para completar los escenarios ovetenses de la Princesa de Asturias hay que trasladarse primero a la parroquia de San Francisco de Asís, donde fue bautizada el 29 de septiembre de 1972 -había nacido el día 14 de ese mismo mes-. Años después, en esa iglesia, celebró su primera comunión.

Su inclinación por la literatura, las ciencias sociales y la comunicación le viene de familia. Colaboraba en el periódico escolar y visitaba a menudo las instalaciones de Radio Cadena Española, donde trabajaba su abuela, la locutora Menchu Álvarez del Valle, y cuentan que le descolocaba los discos y se colaba en el locutorio. En la emisora de Antena 3 en Oviedo, que durante algún tiempo dirigió su padre, Jesús Ortiz, Letizia realizó un programa para niños, «El columpio», que se emitía los sábados por las mañanas.

La familia Ortiz Rocasolano vivió en un piso de la calle General Elorza. La madre, Paloma Rocasolano, era enfermera y una activa militante sindical. Las hijas, Letizia y sus dos hermanas menores, Telma y la ya fallecida Erika, eran, según cuentan los conocidos, «muy listas e inquietas, rubias y delgadísimas y vestían muy parecido». «Tenía mucha gracia verlas juntas», recuerdan.

Las tres hermanas y la madre acudían tres días a la semana a la academia de baile de Marisa Fanjul. Letizia se inició en el ballet con 6 años y su profesora dice de ella que «era una niña muy sociable y extrovertida», que agradecía las correcciones porque «era muy perfeccionista». Transcurridos veinte años, la maestra alaba «el porte tan elegante que tenía y que tiene, esa figura esbelta, de bailarina».

Las mujeres de la familia Ortiz Rocasolano pasaban tardes enteras en su academia: las niñas hacían los deberes y merendaban esperando unas por otras.