Pablo GONZÁLEZ

«Estamos sorprendidos. La primera impresión no puede ser más buena, y más, al ver la naturaleza, entorno y paisaje que lo rodean. Es un valor añadido muy importante». Alfonso Cavallé, en compañía de Rosa Berenguer y José María Castán, se convirtió ayer en uno de los primeros usuarios del balneario de Las Caldas. Aunque el magno proyecto de recuperación del balneario, con una inversión total de cuarenta millones de euros, aún no está concluido, la acogida que ha tenido la apertura de parte del complejo termal ha dejado satisfechos a todos. Tras tres años de trabajos Las Caldas ha vuelto a tener vida en su interior. «El teléfono no ha parado de sonar», aseguraba Félix Álvarez Cordero, director general del complejo, que de cara al fin de semana no dejaba de recibir peticiones de reserva.

«Tiene una pinta maravillosa. Es el más grande de todos en los que hemos estado», aseguraba nada más poner pie en tierra Alfonso Cavallé a las puertas del hotel de Las Caldas, adonde ayer llegó desde Madrid. «Somos unos enamorados de los balnearios. Hemos recorrido muchos a lo largo de todo el mundo, desde la India, China, Laos o Camboya», recalcaba.

Los primeros clientes del balneario se entremezclaban con decenas de curiosos y vecinos que se acercaron para comprobar cómo ha quedado el histórico complejo fundado en el año 1776 tras su reforma, con operarios que ultiman los últimos retoques o con la plantilla del Oviedo, que pasó en pleno por las cabinas de masaje. «Es un escenario impresionante. Me he quedado como una malva», apuntaba el jugador azul José Luis. «Me he quitado diez años de encima», bromeaba su compañero Sergio Villanueva. «Esto nos sirve para vaciar la cabeza y relajar los músculos para alcanzar la velocidad futbolística que necesitamos para esta recta final de la temporada», terciaba Lobo Carrasco, técnico de los azules.

Mientras, a las puertas del balneario Amparo Martínez, de 93 años, rememoraba tiempos mejores. «De niña fui usuaria del antiguo balneario. Ha quedado precioso y muy moderno», comentaba. El nuevo hotel de Las Caldas poco tiene que ver «con la fonda La Parra que había en aquellos tiempos», proseguía. Acompañada de su familia, Amparo Martínez disfrutó de la nueva oferta de ocio con la que cuenta el municipio. «Conozco y sé cómo ha ido todo el proceso de la rehabilitación desde el principio. Mi marido lo ha seguido desde el comienzo a base de hacer cientos de fotografías», apuntaba Pilar Fidalgo. «Hay que estar orgullosos de cómo ha quedado», sentenciaba.

Luis Poliar forma parte del batallón de vecinos de Las Caldas que esperaba ver el resultado de tantos meses de excavadoras y operarios de un lado para otro. «Había que venir, porque ya llevaba muchos años cerrado», explicaba. Para Poliar, el balneario es más que un edificio noble. «Cuando era niño venía mucho por aquí a curiosear», relataba. De aquellas excursiones por el antiguo balneario, del que prácticamente sólo quedan las paredes y el manantial que nace a casi dos kilómetros de profundidad, le quedan recuerdos que nunca perderá. «Tengo grabada en la memoria la gruta donde nace el manantial. Es algo impresionante, precioso», manifestaba. De vuelta al presente, una vez repasadas las bondades de las nuevas termas, Poliar no pudo por más que exclamar que «esta obra va a hacer que Las Caldas sea conocida por el balneario a nivel mundial». Por su parte, Carmen Fernández encabezaba un nutrido grupo de hermanas y amigas que no dejaron pasar la oportunidad de estrenar el restaurante con el que cuenta el balneario. «Lo primero es informarse de cómo está todo, para venir más adelante a tomar las aguas», decía anunciando una próxima visita como usuaria del amplio catálogo de productos que oferta el balneario. De hacerlo pasaría a engrosar la lista de los miles de usuarios que se espera que pasen en los próximos tiempos. La dirección de Las Caldas espera llenar el hotel, que cuenta con setenta y nueve habitaciones, en el puente del Primero de Mayo, pero la avalancha se augura para dentro de un año, cuando se haya puesto la última piedra de una idea que contará incluso con una ciudad deportiva, además de la villa de aguas termales. Así, Las Caldas vuelve a tener vida tras tres años de inactividad. Aunque sus aguas siempre han estado ahí.