Marta PÉREZ

La Policía de proximidad ha vuelto a patrullar los barrios de la mano del Ayuntamiento. Desde el pasado mes de marzo 26 agentes vigilan, previenen y defienden de la delincuencia 13 distritos de la ciudad. Son la nueva Policía de barrio de Oviedo, que reemplaza de algún modo a la desaparecida Policía de proximidad de la Policía Nacional.

Los agentes con número de placa 0601 y 0607, a los que llamaremos Pedro y Manuel, de 24 y 29 años, son los encargados de vigilar la seguridad del barrio de Teatinos. Su trabajo comienza a las ocho de la mañana en el cuartel de Rubín, donde mantienen una reunión de unos veinte minutos con sus superiores para organizar la jornada y comentar las incidencias del día anterior.

Una vez ventilado el papeleo, salen a la calle, en moto, su medio de transporte. La primera visita es al Colegio Infantil Colonia Ceano, donde se interesan por cualquier anomalía que señalen los profesionales del centro. Los niños los reciben entre risas y alboroto. «Tienen pistolas y cachiporras», grita uno. Las profesoras del centro están encantadas con la iniciativa. «Estamos muy contentos. Echábamos de menos el servicio. Además de la seguridad que te dan, es una forma de que los niños se familiaricen con ellos y que vean que tienen otras misiones», explica una de las maestras del colegio. «El otro día un niño se dirigió a un agente para contarle que un mayor le había quitado el balón», comenta otra de las docentes.

Ésta es la primera visita al colegio de la jornada. La Policía de barrio volverá a hacerles una visita a la hora de la salida de las aulas. El siguiente destino del día son las terrazas de los bares, que se están instalando estos días, con la llegada de la primavera. «Tenemos que comprobar que lo que están colocando se ajuste a lo que contempla la licencia», explica el agente Pedro. En el paseo hacia la zona de las terrazas el agente Manuel para a un coche en un paso de peatones y se dirige a la copiloto: «Señora, haga el favor de ponerse el cinturón». La mujer obedece sin rechistar.

Uno de los asuntos que más ocupa a los agentes en el barrio son las pintadas de los «graffiteros». «Nuestra función es atender las cosas cercanas que preocupan a los vecinos y las pintadas son un buen ejemplo. Los vecinos colaboran y la Policía de barrio ya ha requerido en más de una ocasión a varios individuos que se dedican a realizar pintadas en el barrio de Teatinos. El entorno del centro comercial Los Prados, el centro de salud y el centro social del barrio son otros de los puntos que visita, en su patrulla a pie, la Policía de barrio en este distrito.

La plantilla de la Policía de barrio está integrada por veintiséis agentes, dos cabos y un sargento. Uno de los mandos ha explicado a este periódico que «los agentes están muy motivados porque se dan cuenta de que lo que hacen sirve para algo y de que los vecinos te agradecen el esfuerzo». El mismo agente concreta que «hasta el momento ésta es una experiencia piloto que está saliendo bien, pero que, con el tiempo, habrá que tratar de ampliar de alguna manera».

De momento la Policía de barrio patrulla solamente por las mañanas, entre las ocho y las tres de la tarde, en trece barrios, uno de ellos el de Teatinos. Si bien, no se descarta que en los próximos meses se revise esta división, para hacerla más exhaustiva, porque alguna zona es demasiado amplia para dos agentes.

La patrulla comienza su trabajo a las ocho de la mañana y termina su labor en las calles a las tres de la tarde. El resto de la jornada la dedican a realizar informes sobre las incidencias de la jornada y a tratar de darles salida.