Elena CASERO

«Lo importante cuando te enfrentas a esta enfermedad es ser positivo y no hundirte porque te puedes volver loca. Mi lema es mira qué guapa estoy, y sigo para adelante, como los de Alicante». María Zapico es sevillana pero afincada en Oviedo, y fue una de las cinco modelos «estrella» que desfilaron ayer en la pasarela de moda organizada por la Junta provincial de la Asociación Española contra el Cáncer.

Junto a María Zapico, sus compañeras Porfiria Fernández, Laura Fuentes, Leonor de la Fuente y Carmen Moreno mostraron a los asistentes, mujeres en su mayor parte, la ropa de baño y lencería de las firmas Amoena, especializada en prendas para mujeres mastectomizadas, y Original Buff, que ha sacado al mercado unos «tubulares de tejido para la cabeza, especiales para cuando se te cae el pelo a causa de la quimioterapia», contó Rosa María Carreras, representante de la firma. Estos accesorios tienen la particularidad de que tienen factor de protección solar, llegando a filtrar un 95 por ciento de los rayos del sol.

A las seis de la tarde, y tras una breve presentación de las representantes de las firmas que participaron en el desfile, las grandes protagonistas de la jornada comenzaron su paseo por la pasarela. La primera en salir a la palestra fue Porfiria Fernández, de 49 años, quien, entre aplausos, y al ritmo de la música, mostraba orgullosa sus curvas, enfundada en un elegante traje de baño. Fernández es una de las veteranas de esta pasarela. Tras cinco años desfilando afirma que el miedo escénico «ya lo tengo superado».

María Zapico, sevillana de 58 años afincada en Oviedo, fue la siguiente. Con paso firme y decidido no perdió la sonrisa durante su pase en traje de baño. «Después de tanto tiempo, ya salgo como una profesional», apuntó.

Leonor de la Fuente subió a la pasarela con un conjunto de dos piezas, que acompañó con unas gafas de sol. No tuvo reparos en subirse la camiseta, mientras animaba al público con sus bailes. Bailando también apareció en escena Carmen Moreno, ovetense de 44 años. Aunque se confesaba tranquila antes de salir a desfilar, una vez en el meollo, no pudo evitar que los nervios aflorasen.

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