Marta PÉREZ

«El barrio no es ni su sombra. Los pisos nuevos han traído vecinos y también servicios». Trini Rueda llegó a vivir a La Corredoria hace 35 años, «por matrimonio», como dice ella. En efecto, La Corredoria de entonces no tiene nada que ver con la de ahora. «Quedan cosas por hacer, siempre quedan cosas. Pero, hoy por hoy, en La Corredoria se vive muy a gusto». Es el balance que hace Rueda desde la cafetería del centro social El Cortijo, donde trabaja.

Claro que hay opiniones para todos. Jesús Antonio Rodríguez no tiene la trayectoria de Trini Rueda en cuanto a conocimiento del barrio. Sólo lleva cinco años en La Corredoria. Pero dice que conoce bien su evolución porque es de Cangas del Narcea, y sabido es que en el barrio existe un elevado índice de residentes del Occidente. «No hacen previsión ninguna. Ni el Ayuntamiento, ni el Principado; la culpa es de todos. No se trata sólo de construir más viviendas, también hacen falta servicios para satisfacer las necesidades de esa población», cuenta. «Tienen que diseñar nuevos recorridos para las líneas de autobuses, que el barrio crece y habrá que darle servicio», explica. «Es un ejemplo; podríamos hablar del centro de salud, colegios y demás. Somos muchos», comenta. «En Cangas hay una población parecida a la de aquí, sobre 15.000 habitantes. Y allí tienen nueve concejales que se encargan de planificar las cosas. Nueve. Aquí sólo hay un alcalde de barrio», resume Rodríguez.

Otros, sin embargo, no echan nada en falta. Es el caso de Elsa Aznar, recién llegada al barrio desde Cantabria, por motivos de trabajo. «Sólo llevo un año. No conozco mucho el barrio, pero yo no echo nada en falta. Eso será bueno», opina.

Otro recién llegado es Juan José Hurtado, que vivía en la Argañosa y se compró un piso en La Corredoria, «por lo mismo que todos, porque aquí es más barato», dice. «Cada vez hay más servicios, no es como al principio. Y más tiendas, más de todo. La zona nueva tiene mucho ambiente, más vida que la vieja», opina Hurtado.

Muchos vecinos se quejan, por encima de las previsiones y de los servicios, de un problema general: la delincuencia callejera. Carmen del Valle vive en La Corredoria desde hace 27 años. «Lo que más necesitamos es tranquilidad. Roban mucho y hablan muy mal», asegura. «El barrio cambió a mejor, pero relativamente», plantea María Felicidad Gómez. «Metieron a gente conflictiva en las viviendas sociales, y hay mucha delincuencia. A mi hijo, cuando tenía 15 años, le robaron a punta de navaja», cuenta.

Éstas son las demandas de la calle. La junta vecinal de La Corredoria, que agrupa a dieciséis asociaciones del barrio, presentó al Ayuntamiento en 2007 un plan de desarrollo para los próximos cuatro años. «Algunos objetivos ya se han visto cumplidos, otros están a punto y en alguno todavía nada». Es el balance que realiza el presidente del colectivo, Jesús Valles.

El nuevo centro de salud, en construcción, y con la inauguración prevista para este verano, constituía una de las peticiones fundamentales de los vecinos de La Corredoria. En el apartado de salud se suman como peticiones un centro de día y un geriátrico, y parques con juegos para mayores.

Los vecinos de La Corredoria también piden equipamientos deportivos. Dos piscinas, una climatizada y otra de verano, un polideportivo en La Malata, un rocódromo y pistas deportivas en la nueva urbanización de Prado de la Vega.

En cuanto a educación y cultura, el plan de desarrollo pide guarderías, un telecentro, un centro juvenil y uno de estudios. Este último ya tiene aprobado un presupuesto de 500.000 euros.

En materia de urbanismo la junta vecinal ha diseñado un plan de movilidad urbana en bicicleta. La reorganización del tráfico, sobre todo ante la llegada de nuevos vecinos a las urbanizaciones proyectadas, también es una demanda que la junta vecinal califica de urgente. Los vecinos también reclaman la ampliación de las líneas de autobús.

Otra de las peticiones de los residentes es un plan integral para la restauración de ambas márgenes del Nora que incorpore paseos, zonas verdes, juegos y actividades deportivas y de ocio.

Tampoco se olvidan los vecinos de pedir, en el apartado de seguridad ciudadana, una Comisaría para el barrio y una mayor presencia policial, así como vigilancia para impedir que se realicen carreras de coches.