Elena FERNÁNDEZ-PELLO

En medio de ensayos y compromisos de última hora, con su compañía teatral concentrada en Marbella y preparando el viaje a Oviedo para estrenar en el teatro Campoamor su nueva función, «La montaña rusa», Arturo Fernández responde a un cuestionario remitido a través del correo electrónico por LA NUEVA ESPAÑA, cuyas respuestas se concretaron después a través del teléfono. Contesta con su inconfundible estilo y evita alusiones a la decisión del Ayuntamiento de Gijón por la retirada de su obra del cartel de Begoña y se remite a la carta abierta que ha enviado a los medios de comunicación.

-Ha prometido que «La montaña rusa» será la mejor y la más difícil de sus comedias. ¿Está seguro de poder cumplirlo?

-Soy asturiano y sólo tengo una palabra. Que sea la mejor será una decisión del público, que sea la más difícil es seguro. Sólo somos dos actores en escena y eso, en principio, ya es todo un reto.

-¿Sabe que más que el interés por el texto lo que llevará al público al teatro es su nombre?

-Me está haciendo el mejor elogio que se le puede hacer a un actor. Lo único que puedo añadir, tanto para mis seguidores como para los que no lo son, es que ningún espectador saldrá defraudado por el texto. Es magnífico.

-Se identifica tanto con sus personajes que es difícil separar su personalidad y su interpretación.

-Ésa es una leyenda urbana. No me parezco absolutamente nada a mis personajes. Mis personajes son mucho más brillantes que yo. Mi vida es más lineal.

-¿Vuelve a apostar por la comedia o gira hacia el melodrama?

-Ni apuesto ni giro. Me enamoro de un texto, aunque es cierto que éste tiene un punto de melodrama.

-¿Qué le interesó del texto? ¿Cómo llegó a sus manos? ¿Lo ha adaptado y ajustado a su medida?

-Lo que me interesó fue quizá eso, que es distinto. Después de 50 años de trayectoria profesional uno tiene que tener los ojos y los oídos abiertos a cualquier éxito. Esta obra lo fue, en París y con Alain Delon; su autor es el de «Los puentes de Madison». Fui a verlo y? Lo ha traducido un hombre del teatro con tanto prestigio como Juan José de Arteche y, efectivamente, yo lo he adaptado, pero no a mí medida, a la medida del público.

-Estrena en Oviedo. ¿Un público que tiene ganado de antemano?

-El público, ni el de Oviedo ni el de ningún sitio, no se gana nunca por adelantado, jamás. El público te juzga cuando cae el telón y yo durante más de cincuenta años sólo he aspirado a no defraudar. Es el critico más inteligente.

-¿Su familiaridad con el alcalde de Oviedo es por afinidad política, por amistad...?

-Ni por lo uno ni por lo otro. Mi familiaridad con el alcalde Gabino de Lorenzo es por admiración hacia un servidor público que hace bien su trabajo.

-¿Qué piensa del apoyo explícito de algunos actores y cantantes al PSOE en la última campaña electoral?

-Que ejercen su derecho a la libertad de expresión como yo ejerzo la mía.

-No pudo subirse al escenario con Gabino de Lorenzo en la última campaña electoral, cuando tras el atentado terrorista se suspendió la obra-mitin que habían anunciado. Es evidente que el Alcalde tiene inclinaciones artísticas. ¿Ha tenido o tiene apetencias políticas?

-No tengo ninguna apetencia política, pero como persona y como asturiano tengo la necesidad y el derecho a expresar lo que pienso. En todo caso, Gabino de Lorenzo siempre será mejor político que yo y, aunque me lo pone difícil, yo espero ser mejor actor que él. Yo estaré siempre abierto a cualquier cosa que me pida Asturias o un asturiano.

-Su pareja en «La montaña rusa», Carmen del Valle, se confiesa obnubilada por usted, dice que es un dios del humor. ¿Reconocimiento profesional o su encanto con las mujeres?

-Carmen del Valle es una mujer y una actriz muy especial y, además, se ve que es muy generosa. Pero Carmen, que viene del teatro clásico, de enjundia, ha comprendido en los ensayos de «La montaña rusa» que no hay genero más difícil que la comedia, me refiero a la comedia realista. No lo digo yo, lo decía Groucho Marx: «Nunca he visto a ningún actor cómico fracasar en el teatro clásico, pero he conocido a muy pocos actores de clásico capaces de hacer comedia. Carmen tiene las dos capacidades, pero tiene un problema: todavía no he conseguido que sucumba al encanto que usted, amablemente, me dice que tengo con las mujeres.

-Con 78 años (corríjame si me equivoco) debe ser un gustazo ser visto como un galán. ¿Ejerce como tal o ha sentado la cabeza?

-Le corrijo, tengo 79. Si me consideras un galán, chatina, ¿me puedes dar tu teléfono?

-Se habló mucho de su regreso a la televisión con una serie. ¿Sigue en pie ese proyecto o se ha retirado de ese medio?

-Mientras contamos con el beneplácito del público los actores no nos retiramos de ningún medio, pero sabemos que donde podemos desarrollar toda nuestra capacidad es en el teatro y solo aspiramos a tener el privilegio que he tenido yo: estar más de 50 años arriba de un escenario, donde soy más feliz.

«Esta obra fue un éxito en París, con Alain Delon, y su autor es el de "Los puentes de Madison"»