Neurólogo del HUCA, premio nacional en epilepsia

Javier NEIRA

Javier Salas Puig, médico neurólogo del Hospital Universitario Central de Asturias y profesor de la Universidad de Oviedo, acaba de ser galardonado con el premio científico al investigador más sobresaliente de España en el campo de la epilepsia que otorga la Sociedad Española de Neurología, en la que figuran del orden de dos mil profesionales.

-Defina la epilepsia.

-Es una enfermedad del sistema nervioso, del cerebro. Se caracteriza por la repetición de crisis producidas cuando un grupo de neuronas de la corteza cerebral experimenta una descarga excesiva.

-¿Un padecimiento maldito?

-Estaba considerada como enfermedad sagrada.

-¿Por qué?

-Una persona que bruscamente cae al suelo, pierde el conocimiento, tiene contracciones, echa espuma por la boca, parece muerta y al minuto se recupera... se veía como algo muy misterioso. Fue Hipócrates quien dijo que no era una enfermedad sagrada, sino del cerebro.

-¿Quiénes la padecen especialmente?

-Afecta a todas las edades de la vida. Puede empezar en un recién nacido o en una persona de 90 años. Ocho de cada mil personas tienen una epilepsia que debe ser tratada con fármacos. Y a lo largo de la vida dos de cada cien deben ir al especialista para ver si son epilépticos tras sufrir una pérdida de conciencia, experimentar un estado confusional u otros problemas.

-¿Estable?

-Sí, el porcentaje es estable. Sube en los países menos desarrollados, donde es del 10 o del 12 por problemas en el nacimiento, falta de oxígeno, más traumatismos por trabajar sin casco...

-¿Hombres?, ¿mujeres?

-Por igual.

-¿Qué desencadena un ataque?

-Una predisposición genética o transmitida desde el momento de nacer. O un golpe, una trombosis cerebral, una hemorragia cerebral, un tumor cerebral, una meningitis o una encefalitis. Si no hay lesión, se produce ante un estímulo.

-¿Un mecanismo de defensa?

-No, al contrario. Es como la taquicardia, va muy rápido, descarrila y se produce una crisis.

-¿Qué hace un médico ante la epilepsia?

-Lo primero, el diagnóstico.

-¿Es difícil?

-No. Es un diagnóstico clínico, en la cabecera del paciente, en urgencias en el hospital, en la consulta a partir de lo que cuenta o de lo que cuentan los testigos. El arma principal es el electroencefalograma.

-¿Aunque no haya crisis en ese momento?

-Sí, entre crisis y crisis se ve el foco del problema. También cuenta la resonancia magnética que indica qué provoca la epilepsia. Vemos el tipo, si tiene un foco o afecta a toda la corteza. A partir de ahí, se da la medicación necesaria.

-¿Cuántos fármacos hay?

-Unos veinte. Hasta 1990 había solo cinco fármacos, pero aparecieron los nuevos antiepilépticos. Algunos sintetizados sabiendo exactamente el mecanismo de acción en el cerebro.

-¿Cuál fue la novedad?

-Aportan igual eficacia o más y con menos efectos secundarios.

-¿Cómo?

-Reducen la excitabilidad de las neuronas e impiden una descarga.

-¿Y antes?

-Lo mismo, pero podían atontar algo a los pacientes. Los clásicos adormecían algo, daban somnolencia y cierta torpeza.

-¿Se cura la epilepsia?

-Algunas sí. Por ejemplo, en la infancia y adolescencia, en el desarrollo del cerebro hay zonas quizá más excitables y puede desencadenarse una epilepsia, pero conforme crece el cerebro al llegar a los 14 años el chico se cura y no necesita fármacos. En general, tres de cada cuatro pacientes pueden controlar perfectamente las crisis con los nuevos medicamentos.

-¿Y el resto?

-Son los farmacorresistentes. El paciente no es controlable ni con dos o tres fármacos y puede sufrir ataques a diario. Si es una epilepsia localizada se puede hacer cirugía para quitar la zona de descarga.

-¿Cómo se hace?

-Es necesario realizar estudios de memoria y lenguaje, pues coinciden en el lóbulo temporal. No se puede quitar una zona de epilepsia y al tiempo dejar sin habla al paciente.

-¿Cuánto quitan?

-Varios centímetros cúbicos. La amígdala, el hipocampo y la zona anterior del lóbulo temporal.

-El proceso...

-Se necesita un buen diagnóstico, una unidad de epilepsia donde se haga el diagnóstico electroencefalográfico, de neuroimagen con resonancia y neuropsicológico para estudiar dónde está la memoria y el lenguaje, y con el neurorradiólogo situarlos exactamente.

-¿Operan aquí?

-En Asturias estaba todo montado hace año y pico para hacer cirugía con las máximas garantías, pero se vino abajo por intereses personales. Tenemos un buen nivel de atención en epilepsia, de ahí este premio, pero intereses personales nos han frenado y así está. Hacemos el diagnóstico clínico y el tratamiento con fármacos, pero no operamos.

-¿Cuántos pacientes asturianos serían operables?

-Hay unos 8.000. La cuarta parte, 2.000, son farmacorresistentes, y de esos, unos 200 operables.

-¿Cuántas operaciones se podrían hacer al año?

-En los centros de referencia se hacen entre 25 y 40 operaciones al año. En Oviedo podríamos operar a decenas de pacientes al año.

-¿Cómo precisa un cirujano?

-Contamos con una representación tridimensional gracias a la resonancia. En la operación se ponen electrodos y con el electroencefalograma, ya interior, ves las descargas excesivas. Si comprueba que no se trata de una zona responsable del lenguaje y para eso se hace hablar al paciente pues está despierto, entonces la quitas. No hay dolor en el cerebro y se puede hacer cirugía con el paciente despierto.

-¿No produce un estrés enorme estar despierto durante la operación?

-Son sólo unos minutos. Se duerme al paciente, se despierta un poco para esa comprobación y se duerme otra vez.

-¿Qué ven?

-Con la resonancia magnética morfológica ves el cerebro. Con la de carácter funcional, que también hacemos aquí, al mover una mano se activan unas neuronas, aparecen colores en un sistema informático y sabes que si quitas esa zona del cerebro dejas paralizado al paciente. Y lo mismo con la memoria visual, la memoria de listado de palabras, con el juicio crítico, con la orientación...

-¿En la corteza?

-Sí, es la zona más noble del individuo. Es exterior y también interior, pues se pliega en la fase embrionaria, en la zona reptiliana, el hipocampo, los centros de placer, el dolor, el hambre, la conducta sexual. A la corteza externa corresponde el lenguaje y al lóbulo frontal, el comportamiento.

-¿Con un chip no se podrían regular las crisis epilépticas?

-Se han hecho estimulaciones de neuronas, pero para frenarlas. Y es que hay ataques epilépticos que cursan con risa, con una risa inmotivada o con ganas de orinar y se lo hacen encima, o con diversas conductas inapropiadas, gente que está confusa, se levanta y se marcha sin decir nada. Vamos, que las manifestaciones son muchas. Hay más de cien tipos. No se reduce todo a caer y tener convulsiones. Claro que hay personas que no son diagnosticadas hasta que sufren una convulsión. En las crisis influyen la falta de sueño, el estrés, la menstruación o el alcohol en algunos pacientes. También determinados estímulos luminosos, especialmente la televisión. Se vio en lo años cuarenta, jóvenes que la veían muy cerca y perdían la conciencia.

Neurólogo del HUCA, premio nacional en epilepsia