Javier NEIRA

A las ocho menos un minuto de la tarde-noche del pasado domingo, el último tren de la jornada llegó a la estación de Caces. Venía de Soto de Ribera con destino a Oviedo. Nunca más. Ni ayer ni hoy ni en lo sucesivo. Se acabó. El viejo ferrocarril del Vasco, ahora moderno y electrificado, acaba de sufrir un golpe de muerte. De Trubia aguas arriba ya no circularán trenes de viajeros. Las cuatrocientas firmas de protesta de vecinos de Caces y Las Caldas no han servido de nada.

Apenas dos minutos antes había llegado un operario al apeadero de Caces -la estación fue absurdamente derribada hace muy pocos años-, abrió con una llave la vitrina de los anuncios y avisos y retiró el cuadro de horarios. Un gesto que vale por una ceremonia fúnebre. Punto final.

En el tren iban tres grupos de pasajeros. Al menos uno se había subido en la anterior estación, en Fuso de la Reina, que fue importante nudo ferroviario pero que desde la operación «Cinturón Verde» y la supresión del ramal Fuso-Oviedo había quedado en la mitad de la mitad y ahora en menos aún, apenas una extraña estación en la que ya no paran los trenes, así que sólo verá circular cuatro convoyes de carbón al día con destino a la térmica de Soto de Ribera. Y gracias.

Uno de los grupos era de cicloturistas. Estaba formado por Carlos Fernández Llaneza, concejal del PSOE en la anterior Corporación municipal; Ángel de la Fuente, director del Instituto de Salas; Miguel Ángel Parte, fotógrafo, y varios chavales de la catequesis de San Pedro de los Arcos. Se acabó. No podrán volver a hacer una excursión de esa forma porque en los autobuses de línea no está permitido el transporte de bicicletas.

Mientras el tren circulaba por el tramo que va de Caces a Trubia -paralelo al Nalón y a una reciente senda verde- la conversación de algunos pasajeros giró sobre la posible instalación en la zona de una planta de producción de energía eléctrica que arruinaría una vega especialmente hermosa. Después, el tren circuló al lado de la Fábrica de Loza de San Claudio, cerrada la pasada semana. La Fábrica de Loza empezó su producción a finales del mes de agosto de 1903. El ferrocarril Vasco Asturiano realizó el primer viaje el 2 de agosto de 1904. La fábrica ya es historia y el Vasco -integrado en Feve- acaba de dar un paso atrás quizás irreversible.

Los rumores apuntaban al 4 de mayo como fecha de cambios y recortes. Aun así, un portavoz de Feve indicó el 18 de abril a LA NUEVA ESPAÑA que «no hay nada confirmado». Pues sí. Confirmado y consumado. Fuentes sindicales señalaron, simultáneamente, que tanto en Galicia como en Cantabria también se habían planteado recortes, pero no sólo no se produjeron, sino que el servicio fue reforzado. Aquí, no. A la vista está. El viejo Vasco lleva camino de ser sólo historia. Como la Fábrica de Loza.