Catedrático de Filosofía de la Universidad de Valladolid

Javier NEIRA

Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, catedrático de Filosofía de la Universidad de Valladolid, participó en el curso recientemente desarrollado en la Universidad de Oviedo sobre fenomenología, organizado por la Sociedad Asturiana de Filosofía (SAF). Ortiz de Urbina fue profesor de la Universidad de Oviedo, en los primeros años setenta, ligado al grupo de Gustavo Bueno, y del Instituto Aramo.

-Quien dice fenomenología dice Husserl, uno de los grandes filósofos del siglo XX.

-Husserl fue el fundador de la fenomenología, pero desde entonces ha habido una historia muy larga con desviaciones y ahora se está produciendo un reflorecimiento en países como Francia y Alemania.

-Por ejemplo.

-En Francia el pensador que más me interesa es Marc Richir, belga de origen. Tiene una obra inmensa. Su último artículo es «La refundición de la fenomenología», una metáfora casi metalúrgica. Y es que se trata realmente de refundir el metal husserliano. Se inspira en los inicios de la fenomenología.

-A ver.

-Husserl decía que no teorizaba sino que describía las vivencias de su conciencia. Por eso muchos lo interpretaron como un idealismo. Quería conservar la idea de atenerse a los datos y no especular. Ese espíritu de ha mantenido. Creo que la fenomenología se ha creado como el intento de ampliar la filosofía, como se amplían los números de enteros a naturales y reales. Una ampliación que no consiste en aumentar las teorías, sino en disminuirlas. Disminuir el coeficiente de racionalismo que no de racionalidad que hay en muchas filosofías. Menos teorías. Ahora ya no se habla de las vivencias de la conciencia, eso ha quedado arrumbado. El movimiento en torno a Richir es muy interesante. En el curso de Oviedo ha participado un alumno de Marc Richir.

-Es filosofía fuerte, con todas las mayúsculas.

-Con todas la mayúsculas, ciertamente. Se inscribe en la tradición de Platón o de Kant. Es un pensamiento fuerte y al mismo tiempo nuevo.

-¿Cómo casa con la posmodernidad?

-No casa, eso ha quedado atrás. La fenomenología se distingue y tiene aplicaciones.

-¿En las ciencias?

-Hay, por ejemplo, una corriente de psiquiatría fenomenológica impresionante.

-Suena a positivismo.

-Husserl decía que la fenomenología era el verdadero positivismo. Pero no. Es más, su lucha inicial fue contra esas líneas.

-Basta de filosofía y de interpretar el mundo, dijo Marx o quizá Feuerbach, es la hora de transformarlo.

-Es de Marx en sus tesis sobre Feuerbach.

-Pues eso ¿está de acuerdo?

-Si dejamos la filosofía dejamos la humanidad, es así de claro y de contundente. Si dejamos de tener en cuenta en qué consiste la experiencia, los niveles de experiencia, cómo se confrontan los seres humanos, en qué puntos hay particiones y en todo caso si son simbólicas o solo culturales y cambia el mundo dependiendo de dónde se esté ya me dirá qué se puede hacer.

-La filosofía se literaturaliza crecientemente.

-La filosofía no es literatura. Hay pensadores que son fenomenólogos y críticos de arte o fenomenólogos y psiquiatras. Richir es físico y fenomenólogo.

-¿Qué puede decirse desde la fenomenología de la contemporaneidad conflictiva, de la guerra de Irak, del reciente viaje del Papa a Oriente Próximo o de Obama?

-Un fenomenólogo no tiene por qué decir más que cualquier filósofo de cualquier otra orientación. Puede opinar y juzgar como cualquier otro.

-¿Izquierda y derecha fenomenológica?

-No, realmente no se habla directamente de fenomenología de derechas o de izquierdas, no vale esa distinción porque hay fenomenólogos en posiciones políticas diversas.

-¿No ocurre como en el hegelianismo?

-En principio la filosofía no tiene por qué coincidir con la política. Si se suturan podría ocurrir el desastre. Como cuando el Filósofo-Rey en el Platón final de Las Leyes establece una legislación que hubiera conducido al propio Sócrates a la muerte. Es también la confusión de Althusser: lucha de clases en la teoría.

-Fenomenología y política.

-Hay política cuando una parte se hace cargo de los intereses del todo. Para lo que debe inspirarse en una cierta igualdad. Pero si ese horizonte de igualdad es el de los bienes y servicios sin más, estaríamos en la política como democracia consensuada. La fenomenología al definir la humanidad como comunidad de singulares radicalmente iguales insta a un ejercicio político que no es precisamente el de los modos vigentes.

-Un factor de popularidad.

-Hay desarrollos de la fenomenología en Alemania, Francia, EE UU, Hispanoramérica..., en Japón hay un florecimiento sobre todo en sus relaciones con la psiquiatría. La fenomenología no ha quedado reducida al recinto académico. Ese es el asunto. La fenomenología se esfuerza en anular todo residuo mitológico, en especial esa mitología moderna disfrazada, que aparece como mito de la razón. Combate el racionalismo desde la racionalidad. Y el racionalismo se insinúa cuando las teorías proliferan sin el control de la «atestación». Es la experiencia de que levanta atestados.

-¿Cómo desarrolló el curso?

-Primero, una historia de la fenomenología y después, los desarrollos últimos. Intenté aproximar la fenomenología de estos últimos años a los alumnos haciendo un planteamiento del materialismo de Gustavo Bueno. A mi entender Bueno y Richir son los dos pensadores actuales más importantes. Y tienen ciertas influencias, como dos grandes placas tectónicas que se relacionan. Son dos placas que confluyen y más que chocar se pueden influir. No sé si aceptaría esta interpretación el propio Gustavo Bueno. Creo que se podría hablar de su síntesis, de materialismo fenomenológico, de un espacio común.

-¿Sus recuerdos de Oviedo?

-Estuve aquí mucho tiempo, fui profesor del entonces Instituto Femenino y en la Universidad de Oviedo, con Bueno, en la época en que estableció la teoría del cierre categorial frente al estructuralismo. No habían salido aún los «Ensayos materialistas». Por entonces fue cuando empezó a escribir de forma extensa. Yo después fui a Madrid y posteriormente a Valladolid. En ningún sitio he visto tanto entusiasmo por la filosofía como en Oviedo. Hay gente que se pasa horas hablando de filosofía mientras toma café o lo que sea. Se nota que la ciudad ha sido trabajada filosóficamente.