Cantante, actúa hoy en el teatro Filarmónica

Ch. N.

La cantante barcelonesa Carme Canela se metió en esto de la música con la formación «La Orquesta Encantada». Formada en el jazz en las aulas de música moderna de Barcelona, inicia una trayectoria que la ha llevado a colaborar con músicos como Bruce Barth, Mike Mossman, Perico Sambeat, Zé Eduardo y Carles Benavent. De su trayectoria en solitario destaca su último disco, «Iris», editado hace cinco años. Hoy se subirá al teatro Filarmónica de Oviedo (20.30 horas) en la segunda jornada del Festival de Jazz de Primavera «Ciudad de Oviedo». Le acompañará el trío del pianista Xavier Monge, un leridano que cuenta en su discografía con el soberbio «Hotel Orly». Al habla, Carme:

-¿Qué ofrecerá hoy?

-Vamos a hacer una selección de clásicos de jazz, algunos standars, también algo brasileño y tendremos nuestro pequeño momento para hacer dos o tres canciones de un proyecto que tengo con el pianista Xavier Monge y que se reflejó en el disco «Altres cançons a Mahalta», con poemas de Màrius Torres musicados por Xavier.

-En sus discos también aparecen algunas versiones jazz de otras músicas, pop, cantautor...

-Tengo influencias de todo tipo de músicas. El hecho de estar clasificada dentro del jazz me sirve para coger de aquí y de allá y hacer mi propio cóctel mediante el lenguaje jazzístico. Canto esas canciones, sean de «Beatles» o de Sting, como si fueran una balada, una canción, sin más, con la espontaneidad propia del género.

-¿Ser cantante de jazz en España es llorar?

-No es fácil en ninguna parte del mundo. Antes podía decir que en España no era fácil porque no había mucha tradición, pero ahora las cosas han cambiado. Ahora hay una mezcla de estilos hacia todas las direcciones. En ese sentido no es difícil, pero en términos generales, aquí y fuera, el jazz es de minorías. Por otra parte, aunque no haya tanta tradición, con el jazz ha sucedido como con la cocina: teníamos cuatro platos y ahora podemos comer de todo. El público se ha familiarizado con todos los estilos.

-En Barcelona sí hubo tradición de cantantes de jazz...

-Sí, incluso más que en Madrid. Y no sólo por el buen legado de Tete Montoliú. Había clubes y verdadera afición.

-¿Y ahora?

-Me gustaría que hubiera más clubes. Es cierto que el jazz se ha vuelto un poco más como la clásica. Pero, en todo caso, actuar en los clubes siempre ha sido complicado.